Columna de Rayen Ingles Hueche: “Las Mujeres mayores”
Septiembre es un mes multicultural con sellos de chilenidad e identidad, promovidos por las tradiciones, la publicidad, el mercado, la economía y las manifestaciones de la sociedad en general, por eso, tiene sentido revisar en la lista de la conciencia colectiva, la interpretación subjetiva sobre la historia y los personajes que rodean nuestras vidas.
La sociedad en su conjunto, manifiesta síntomas de desplazamiento poblacional, pérdida de identidad, expansión de derechos, promoción de causas en plataformas tecnológica, desafecto por relaciones interpersonales y desinterés por estados comunes a la democracia, sin embargo, en este escenario de motivaciones diversas y pluralistas, independiente de las percepciones, sobreviven a las brechas generacionales; las mujeres mayores.
Las mujeres mayores, nominadas despectivamente como “viejas” constituyen en este escenario la reserva cultural de nuestra sociedad, enmarcadas en patrones poco comprendidos y abordados desde una perspectiva moderna, cuya dimensión no alcanza a visualizar las oportunidades que representan.
Muchos estarán pensando en este tiempo, sobre las ricas empanadas de sus madres, abuelas y tías entre otras nominaciones, que por cierto no excluyen a las suegras, hablamos de un tiempo de reencuentro, convivencia, afectos y valores de solidaridad que despierta entre las múltiples manifestaciones sociales, recordando aromas y sabores, sin cargas ideológicas, desde lo más genuino de nuestro ser como una especie de pronunciamiento.
La sociedad del conocimiento, la tecnología y la información ha clasificado a las “mujeres modernas” en un género que desarrolla debate sobre sus derechos, cuestionamientos al modo establecido y la pérdida de lazos históricos de sumisión, violencia y desigualdades. Es una larga lista de historias, que en función de los tiempos se transforma en difuso y poco comprendido para las nuevas generaciones, cuya composición socio cultural establece una brecha significativa desde la ideología a la práctica. Esta sociedad impone sus valores frente a la temida neutralidad de las mujeres mayores. Dicha conformación de convivencia y proyectos distintos afecta la vida, la interpretación y la inclusión de las mujeres mayores, quienes difícilmente se identifican con el relato progresivo y las nuevas líneas discursivas que demandan nuestros legítimos derechos. Esto no termina, sino mas bien, explica el comienzo.
La historia genera cambios y las mujeres mayores construyeron ese cambio, lentamente y llenas de contradicciones, dando espacio a una sociedad de derechos cuya dimensión es difícil de comprender. Estamos frente a un evento único de liberación y exigencias en esta materia, cuya base de administración son las historias albergadas de nuestras familias, en el seno de mujeres anónimas, en mujeres dirigentes, en mujeres que soñaron con este nuevo orden y hoy son excluidas.
A partir de las experiencias de nuestras abuelas y madres, aumentaron las expectativas sociales sobre quienes somos sus hijas, la manifestación explicita de nuestro valor como mujeres mas allá de los roles históricos y el avance en participación económica, social y política. La mujer de este tiempo, es resultado del esfuerzo de nuestras madres y abuela, es decir, un cambio cultural que se ha construido a partir de las mujeres mayores.
Más de algún personaje se pregunta por nuestras legítimas contradicciones, es un escenario social, donde conviven distintas generaciones, cada una en sus propias acciones producto de la modernidad, separadas por barreras tecnológicas, liberadas por Facebook y WSP. Las mujeres mayores modelos de memes, videos motivacionales extraordinarios, añoranza de comidas caseras, abrazos y cariños que representan el sentido de la vida, la búsqueda de identidad, pertenencia y proyectos de vida. En ellas, se dibujan los sueños de niñas tiernas, de jóvenes que pusieron a prueba su libertad, de mujeres que buscan refuerzos, de mujeres que extrañan su familia, de mujeres que sueñan con reencontrarse en el más allá, de mujeres que cambian el mundo.
Un amigo hablo un día de su madre, como una mujer que murió de cáncer, que se fue en la infancia y que le heredo sueños, esos que compartió de niño y que en cada desamor, desilusión y éxito, afloran como un vaivén de energía positiva. Las trasformadoras del mundo, logran cambios en nuestras vida a través de cada año que las vuelve viejas. Y que emoción poder reflexionar sobre la vida de las mujeres mayores, la fortaleza de su tiempo, la lucha por sus demandas, los sueños de futuro y la necesidad de reconocimiento a sus destacados aportes.
Evocamos a las mujeres mayores desde los recuerdos de infancia y el éxito de sus lentas luchas, en un tiempo de espera y resultados de largo plazo. Cambio cultural se llama, y quienes lo construyeron para nosotras y nosotros, son las que hoy vemos como mujeres mayores….”las viejas”. Todo un merito, asumiendo la libre expresión, libre opinión, libre circulación y libre decisión, resultados que asumimos naturalmente y atribuimos a heroínas sin estatuas.
La construcción social de nuestra realidad, debe reconocer con honor la forma de las mujeres mayores, especialmente aquellas que lucharon por una vida plena, que ganaron derechos, que demostraron fortaleza, que denunciaron la violencia y que manifestaron necesarios los espacios que hoy desfrutamos. Los ejemplos para nuestras generaciones y que dejan tareas para la sociedad, es decir, las mismas mujeres de la descripción domestica, las que fueron dirigentes, promotoras de derechos, trabajadoras, libertarias, atrevidas y modernas. Esas mujeres que llevan fuerza y paz en su interior, esas mujeres que no olvidan que la modernidad es atemporal, dura siempre, para siempre y en todo lugar, lo que implica reconocer que las mujeres mayores son resultado de la modernidad, con sus avances en materia de salud y prolongación de la vida, con sus desafíos en materia de pensiones y buen trato, con sus sueños eterno de bienestar y solidaridad.
La dirigencia social por su parte, lidero la gestión de mujer y, trasformo a la sociedad en proyectos de crecimiento y progreso, modelo replicado en todas las poblaciones de nuestro país, incluyendo aquellas calles con nombre de hombres. En este sentido, la sociedad también es una contradicción, al no reconocer a mujeres en sus aportes, oportunidades y segregar su valor.
Hay mujeres mayores diversas y es una declaración universal, basada en las distintas caras de la vejez y su connotación social. Me detengo en la mujer mayor indígena, que es patrimonio cultural, no por la imagen de una postal de museo, sino por la maravillosa construcción de pasado, presente y futuro, elemental fundamento de la identidad en una sociedad globalizada.
Esa identidad que en Chile a todos les parece escaza y se busca desesperadamente en manifestaciones ajenas adaptadas, esa identidad que supera los afectos y se transforma en herencia transgeneracional, esa identidad que la mujer mayor indígena representa en todo su esplendor, como una expresión sublime de pasión por la vida y autentica al momento de vivir e interpretar.
Las mujeres indígenas mayores, son el reservorio cultural de nuestra sociedad, volverse a su sabiduría es avanzar a un nuevo estado de conocimiento y encuentro con la vida, resultado que por sí mismo no puede darse pues requiere un nivel de abstracción, comprensión y valoración compleja en nuestra sociedad. No significa volver al tiempo para contar los años, significa estar en el presente para asumir el futuro. Las mujeres indígenas son la mejor expresión del valor de los años.
Con todo, pasar desde la representación de las mujeres mayores en la infancia, familia, comunidad y sociedad en general, coloca el desafío en cada lector de asumir en igualdad de oportunidades la percepción sobre las mujeres mayores y si eres mujer, la percepción sobre tu vejez.
Para finalizar, podría gritar Vivan las mujeres mayores!!! Sin embrago, quiero como un susurro, decir; trabaja en aprender y dar valorar a las mujeres mayores.
“Este proyecto es financiado a través del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional de La Araucanía”