La presencia de Errázuriz que incomodó a apoderados de un colegio católico
El ex arzobispo de Santiago ofició la misa de confirmación de alumnos de primero medio en el colegio San Francisco de Asís de Las Condes, pese a que un grupo de apoderados hizo todo lo posible por evitar su asistencia. A través de una carta le pidieron al colegio que quien imparta el sacramento de la confirmación “sea digno de admiración y respeto”, pero el establecimiento no dio su brazo a torcer argumentando que “el cardenal no ha sido acusado ni menos imputado por nada y goza de toda la confianza del Papa, pues aún es miembro del Consejo Asesor”. Finalmente, Errázuriz encabezó la ceremonia, en la misma semana en que se develó una carta sobre el caso Karadima que lo complica aún más en su faceta de encubridor de abusos en la iglesia chilena.
En la semana donde volvió a estar en el foco de todos los cuestionamientos debido a la filtración de la carta que envió al nuncio apostólico en 2009, donde entregaba información sobre el caso Karadima y confirmaba que cerró el proceso canónico pese a declarar en el proceso judicial que hizo todo por esclarecer la verdad, el cardenal Francisco Javier Errázuriz reapareció este sábado en el ámbito público.
Lo hizo en una polémica misa de confirmación en el colegio San Francisco de Asís de Las Condes, ceremonia que estuvo a punto de ser cancelada, ya que un grupo de padres del establecimiento educacional mostró su descontento ante el hecho de que el cuestionado cardenal oficiara la misa.
Los apoderados, que prefirieron mantener en reserva su identidad, exigieron que Errázuriz no estuviera involucrado y que cambiaran al religioso a cargo de la misa.
Según contaron a El Mostrador, conversaron con diferentes autoridades del colegio, manifestando su molestia. Las respuestas del establecimiento fueron, a juicio de los padres, vagas, y se limitaban a un “confíen en el colegio que saben lo que están haciendo”.
Tras la intervención de los apoderados, estos aseguran que el rector Alberto Vial y el sacerdote Javier Jaurrieta decidieron ir a hablar con los niños, que cursan primero medio, para indicarles “que mientras no se probara nada no había ninguna razón para no tener a Errázuriz en el colegio”.
Según señala la página web del establecimiento, el colegio fue fundado en 1983, “para cooperar con los padres que quieren educar a sus hijos como verdaderos cristianos”. En la dirección del colegio participan laicos y sacerdotes, estos últimos miembros de una sociedad sacerdotal diocesana -Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón – que tiene casa matriz en la ciudad española de Toledo.
Errázuriz y la otra carta
Los padres enviaron una carta a las principales autoridades del Consejo de la Fundación a cargo del colegio, entre ellos Javier Jaurrieta G., sacerdote superior de la comunidad en Chile, el sacerdote Esteban Medina y el mismo rector Alberto Vial.
En el mail firmado por los apoderados, le piden al colegio que quien imparta el sacramento de la confirmación “sea digno de admiración y respeto de quienes lo están recibiendo, cosa que a nuestro parecer y por las circunstancias descritas más arriba – los casos de abusos en los que está envuelto Errázuriz – resulta muy difícil, incluso creemos, contraproducente, ya que los jóvenes hoy en día están muy bien informados de los hechos que han provocado la crisis de la Iglesia chilena”.
De hecho, comparan la situación con la de Ricardo Ezzati, quien se restó del TeDeum Ecuménico de Fiestas Patrias, pidiendo que a Errázuriz se le solicitara lo mismo.
Los que recibieron el mail invitaron el día 9 de octubre a los que firmaron la carta. En dependencias del colegio se juntaron con el rector Vial y el padre Javier Jaurrieta.
Las versiones entregadas por algunos de los presentes en esa reunión indicaron que Vial defendió a Errázuriz, criticando a los medios de comunicación, asegurando que “el cardenal Errazuriz no ha sido acusado ni menos imputado por nada y goza de toda la confianza del Papa, pues aún es miembro del Consejo Asesor”, frase que les quedó en la memoria a los padres.
El objetivo de los apoderados era que el colegio debía “tomar distancia de alguien sobre quien existen múltiples hechos aislados que apuntan a que efectivamente encubrió e intentó proteger a los abusadores aun cuando no haya condenas ni juicios”, como señala otro padre que firmó la carta.
De acuerdo a los presentes, el colegio les respondió que “si Errázuriz cuenta con la confianza del Papa, quiénes somos nosotros para juzgar”. También les dijeron -cuentan-, que en realidad debiéramos aceptar que “todos somos pecadores” y que “mientras no haya una sentencia, el cardenal goza de toda nuestra confianza”.
Finalmente, el colegio no dio su brazo a torcer, y Errázuriz ofició la misa este sábado. Como los mismos apoderados expresaron en su carta, “no alcanzamos a visualizar los motivos por los cuales las autoridades del colegio tomaron dicha decisión, habiendo tantos otros obispos que podrían hacerlo, e incluso sacerdotes que pueden recibir la delegación de facultades episcopales para confirmar”.
Lo que es más lamentable para ellos es que el foco terminó poniéndose en Errázuriz y no en la confirmación de sus hijos, quienes “tomaron una decisión voluntaria de estar abiertos de corazón y contentos de recibir dicho sacramento, lo que cobra especial valor en este tiempo de profunda crisis que atraviesa la Iglesia, donde muchos jóvenes educados en la Fe se niegan a hacerlo”.