La Araucanía: El plan que no fue

Dios fue muy generoso cuando le tocó crear La Araucanía”. El Presidente Sebastián Piñera hablaba a los pies del cerro Ñielol, en el pabellón “El Amor de Chile” de Temuco. Lo hacía ante más de 200 invitados. Había representantes de pueblos indígenas, empresarios, agricultores, parlamentarios de Chile Vamos y de oposición. Era un evento importante para ellos y para el gobierno. Ese lunes 24 de septiembre de 2018, el Mandatario dio un discurso de 43 minutos en el que oficializó uno de sus compromisos : el Plan Araucanía.

“Un buen Presidente debe ser como un buen padre o madre de familia, que quiere a todos sus hijos, pero se preocupa con una dedicación muy especial por aquel que tiene más problemas”, dijo Piñera. El plan sonaba ambicioso, acaso el más relevante desde el acuerdo de Nueva Imperial (1989), que posteriormente permitiría la creación de la Corporación de Desarrollo Indígena (Conadi), en 1993. Entre aplausos, Piñera anunció cambios a nivel político y económico: una reforma constitucional para reconocer a los pueblos originarios, ley de cuotas de participación parlamentaria, instancias de diálogo y, entre otras medidas, el denominado Plan Impulso, que inyectaría US$ 8 mil millones entre 2018 y 2026 para fortalecer el área productiva de la zona.

Alfredo Moreno, entonces ministro de Desarrollo Social, era la cabeza del proyecto. Durante 150 días, lideró juntó a Piñera una serie de reuniones para dar luz verde al plan, considerado uno de los más importantes para el Ejecutivo. El mismo senador DC y representante de la región, Francisco Huenchumilla, destacó el hecho político, reconociendo que su sector no fue capaz de levantar un proyecto de esa envergadura.

Sin embargo, a menos de una semana del primer aniversario del Plan Araucanía, el optimismo inicial parece haberse desvanecido. La opinión no solo del senador Huenchumilla, sino que de varios de los presentes, se resume en una frase: “Nos han abandonado”.

Giro estratégico

Exactamente 52 días después del anuncio del Plan Araucanía, a 86 kilómetros de Temuco, en la comuna de Ercilla, murió el comunero mapuche Camilo Catrillanca durante un operativo de Carabineros. Desde entonces -aseguran en el oficialismo- todo cambió para la región.

No hay dos miradas al respecto. A partir de ese 14 de noviembre, el Ejecutivo se sumergió en una de sus peores crisis políticas, que le costó la interpelación al ministro del Interior, Andrés Chadwick, y que aún por estos días -el jueves 12- le permitió a la oposición cuadrarse en el Congreso y aprobar el informe de la comisión investigadora, que apunta directo al jefe de gabinete.

En el oficialismo señalan que fue tan fuerte el impacto político, que el gobierno terminó por moderar su trabajo en La Araucanía, evaluando los costos detrás de cada medida que se tome en la zona. Una decisión que ha comenzado a ser resentida no solo por los diputados que representan a la región y que se agrupan en la llamaba “Bancada transversal por La Araucanía”, sino que también por los distintos gremios que participaron en diálogos preliminares.

“Claramente, después del ‘hecho Catrillanca’ hay un remezón y ese efecto se siente hoy día en términos de que había una serie de proyectos y compromisos para la región que de alguna u otra manera se han visto postergados”, afirma Andrés Molina, diputado de Evópoli.

“El gobierno se ausentó de la Región de La Araucanía después de la muerte de Camilo Catrillanca”, agrega el presidente de la bancada por La Araucanía, Ricardo Celis (PPD).

El Presidente Piñera ya había recibido quejas similares en febrero de este año, cuando visitó Temuco. En esa ocasión, el Mandatario se reunió con distintos gremios de la zona, que le hicieron ver el cambio desde que se detonó el caso Catrillanca.

“Nosotros, los camioneros, le dijimos fuerte y claro: ‘Presidente, alguien le robó el programa de gobierno, porque no hemos visto esas promesas que usted nos hizo cuando era candidato’. Nos pusimos a su servicio y le creímos, pero estamos defraudados”, dice José Villagrán, presidente de la multigremial de camioneros del sur. “Ese día, el Presidente tomó nota y se comprometió a convocarnos a otra reunión, pero hasta el día de hoy, nada”.

La fallida consulta

No solo el caso Catrillanca obligó al gobierno a cambiar el rumbo en la región. En el oficialismo reconocen que desde comienzos del segundo gobierno de Piñera -cuando Moreno asumió la tarea de liderar el ambicioso plan- hubo problemas de coordinación que se generaron entre el entonces ministro y quien era el intendente por la zona, Luis Mayol (RN), quien finalmente dejó su cargo 12 días después del fallecimiento de Catrillanca. Asumió entonces el ingeniero y exsubsecretario de Telecomunicaciones Jorge Atton. Su relación con el excanciller tampoco estuvo exenta de problemas .

Excesivo protagonismo y una serie de decisiones tomadas sin consultar con las autoridades locales eran los principales críticas que recaían sobre Moreno.

Esta aparente descoordinación se hizo más evidente durante la consulta indígena. Los pueblos originarios acusaron falta de diálogo y se restaron del procedimiento. La situación fue clave -dicen en el oficialismo- para que Piñera optara por trasladar a Moreno a Obras Públicas, en el cambio de gabinete del pasado 13 de junio, y nombrar al exmilitante de Ciudadanos y entonces vicepresidente de Corfo, Sebastián Sichel, en el cargo. El nuevo titular optó por suspender definitivamente la consulta.

Desde entonces -afirman en La Araucanía- la estrategia ha sufrido cambios fundamentales.

Nueva fórmula

“La Araucanía es una de sus prioridades, pero no la única”. Le dijo el Presidente Piñera a su recién nombrado ministro Sichel. Quienes conocieron detalles de esa conversación señalan que el Mandatario le dio como principal tarea enfocarse en los beneficios para la clase media. Sin embargo, sobre el trabajo en la región, Piñera le pidió “resultados concretos” y no perder tiempo en medidas que pudieran generar conflicto. El exvicepresidente de la Corfo cumplió la orden tomando algunas decisiones que se alejan del estilo Moreno: como primera medida, al visitar La Araucanía en junio, comunicó que todas las decisiones serían tomadas en conjunto con el intendente Atton. Días después, y en un intento por salvar la Consulta Indígena, nombró al exdiputado UDI Gonzalo Arenas como encargado de la Unidad de Coordinación de Asuntos Indígenas (Ucai), que ahora supervisa el trabajo con las comunidades. Además, designó a Ignacio Malig como director de la Conadi, un cargo que estuvo ocho meses vacante.

Tras estas decisiones, en el gobierno explican que la principal tarea de Sichel es acelerar la agenda legislativa indígena y lograr aprobar en este gobierno proyectos como el Consejo de Pueblos Indígenas. Medidas que no satisfacen las expectativas que muchos habían puesto en el Plan Araucanía.

Hugo Alcamán, presidente del Encuentro Nacional Mapuche (Enama) acusa que a la fecha “han sido completamente olvidados”. “El programa de gobierno compromete 14 medidas en materia indígena y aún no se cumple ni una. Todo lo que se nos prometió está detenido. Más que un Consejo de Pueblos nosotros queremos reconocimiento constitucional”, dice.

En el área económica, el presidente de la Sociedad de Fomento Agrícola (Sofo), Roberto Heisse, tiene la misma crítica desde su sector. “El Plan Impulso fue una buena iniciativa que empezó a avanzar muy lentamente, pero que ahora se ha ralentizado completamente. Hemos estado tratando de concretar cosas y la verdad es que aún, a la fecha, no alcanzamos nada”, comenta.

“El programa de gobierno compromete 14 medidas en materia indígena y aún no se cumple ni una. Todo lo que se nos prometió está detenido”, dice Hugo Alcamán presidente de Enama.

Desde la Iglesia Católica también hay quejas. El obispo de Temuco, Héctor Vargas, participó de la comisión asesora impulsada por la expresidenta Michelle Bachelet y celebró el anuncio de Piñera. No obstante, a un año del lanzamiento del plan dice que “se ha instalado una desesperanza” en la zona. “La región desde hace décadas ha vivido la experiencia de promesas que no se han cumplido, o que lo han hecho en un grado que no ha logrado revertir las situaciones más complejas y sentidas (…), Sabemos que este tema se resuelve políticamente, pero ¿existe una real voluntad política para sacarlo adelante?”, pregunta Vargas.

“La llegada del ministro Sichel tampoco ha significado un reimpulso del programa Plan Impulso. Uno percibe es que en este último tiempo el gobierno ha dejado abandonada lo que iba a ser una de sus cinco prioridades”, agrega el presidente del Senado y representante de la región, Jaime Quintana.

“El Plan Impulso fue una buena iniciativa que empezó a avanzar muy lentamente, pero que ahora se ha ralentizado completamente. Hemos estado tratando de concretar cosas y la verdad es que aún, a la fecha, no alcanzamos nada”, comenta Roberto Heisse, presidente de la Sofo.

La diputada PPD Andrea Parra, por su parte, asegura que Sichel está al tanto de la preocupación que hay en la zona, pues -asegura- fueron quejas que la bancada transversal transmitió al ministro en la reunión que sostuvieron el miércoles 21 de agosto en la Sala 2 del Senado.

La situación en La Araucanía ha comenzado a inquietar también a la bancada de senadores y diputados de RN, quienes ya decidieron tomar acciones al respecto. Por una parte, le pedirán una reunión a Sichel para abordar la demora en la Consulta Indígena y, por otra, en una cita que sostendrán con el Presidente Piñera, le transmitirán directamente su preocupación ante los escasos avances. “No hemos logrado pacificar La Araucanía, no hemos logrado que esto cambie y hay que reconocerlo. La Consulta Indígena vino a retrasar tomas de decisiones, generando que un estado de ánimo complejo para los habitantes de la región”, afirma la senadora miembro de la bancada RN, Carmen Gloria Aravena.

“La región desde hace décadas ha vivido la experiencia de promesas que no se han cumplido, o que lo han hecho en un grado que no ha logrado revertir las situaciones más complejas y sentidas (…), Sabemos que este tema se resuelve políticamente, pero ¿existe una real voluntad política para sacarlo adelante?”, señala Héctor Vargas, Obispo de Temuco.

El diputado Miguel Mellado (RN) agrega que “no debemos perder el impulso de que esta es una promesa que está dentro de los cinco temas más importantes del gobierno. Ya vamos en la mitad del gobierno y no queremos que se invisibilice a La Araucanía”, señala .

Evópoli, por su parte, tampoco se quedará atrás. Preocupados por la serie de atentados, realizaron un llamado al gobierno para mejorar la seguridad en La Araucanía.

Quienes estuvieron presentes en ese lejano discurso del 24 de septiembre lo recuerdan con cierta frustración. “La Araucanía está paralizada. Todo se frustró”, dice el senador Huenchumilla, a un año del evento.

Otros, en tanto, repasan con un dejo de ironía un pasaje del texto que el mismo Piñera pronunció ese día: “Sabemos que habrá algunos escépticos, que van a decir ‘esto no es posible’”.

La Tercera