Columna de Rayen Ingles Hueche, “ Macondo: La ciudad del olvido”
Para las generaciones de personas jóvenes, acostumbradas a las series populares de aplicaciones tecnológicas, que exploran nuestros sentidos y extienden los pensamientos a mundos paralelos, extremos y mitigantes, les resulta compleja la palabra “macondo”, pues limita en la nostalgia del desorden, caos y situaciones indecorosas que resultan difíciles de explicar, basado en literatura añeja. Hay un sentido de traducción que resulta indescriptible y de antiguas generaciones, nosotros!
Macondo es la cuidad del olvido, distinta a la experiencia que protagoniza Soda Stereo en la cuidad de la Furia, pues esta última manifestación resulta clara, objetiva y atribuible a un sujeto. Sin embargo, y por tercera o cuarta vez hablar de macondo es una concepción incolora, presente, manifiesta y que a diferencia de la furia, nos envuelve a todos en un sentido de participación, como si fuera una corriente social. Comprendo a macondo como la ciudad del olvido.
Podría hablar de nuestra sociedad y su afán de consumir el tiempo presente sin pasado y sin futuro, envuelto en una especie de vestido multicolor que no grafica la figura humana como protagonista del desfile. Nos olvidamos de todo o gran parte de nuestras decepciones, errores y etapas confidentes, lo hacemos para perdonar, para seguir, para querer, para aprobar, en general, para distribuir muestras de valentía y superación en un mundo de súper héroes. De alguna extraña forma, ocultamos los vaivenes, sus causas y efectos, gatillando en discursos poderosos cargados de argumentos que la historia, siempre permite.
Las caricaturas de héroes e insipientes heroínas, sustenta la amnesia colectiva sobre la que diariamente decimos soñar, planificar, trabajar y al final del día con ganas de descansar, con necesidad de afecto, pero usando celular. No es un lamento, es una descripción de las energéticas palabras de gente que conozco, y cuya final de frase siempre es; quiero descansar, casi como final de cumbia, la misma que negamos, pero nos alimenta el ánimo.
Que moviliza a nuestra sociedades en la cuidad del olvido? Algunas hablamos de vejez, genero, democracia, otros economía, política, farándula, cada uno con su causa, su cosmovisión, sus valores y la escaza tolerancia a quienes de forma atrevida arremeten las veces necesarias, para seguir manteniendo la confianza en un mundo mejor, una buena democracia o la reciente frase, democracia sana.
El protagonismo vivo de quienes a través de las nuevas manifestaciones, contribuyen al debate, cuya afinidad está lejos de las prácticas culturales y el sentido diario de percibir nuestros propios cambios, que desde el sentido común, nos mantienen en la trinchera de la falta de análisis. Porque es verdad que cuesta encontrar la demanda propia, entre tantas otras, que parecen interesantes populares y atingentes, se parecen a nuestras ideas y por eso el miedo a la maldición de macondo cuando los “Buendia” se casaron entre primos y se teme hijos con cola de chancho, que buena analogía, pues nos invita a cuidar nuestras ideas, a proyectarla de manera clara y en contextos objetivos, de lo contrario podríamos tener resultados poco naturales.
La sociedad moderna, en el paso del tiempo, busca su conexión en el mundo de la ciencia, tecnología y comunicación, conquistando espacios, opinando en muros y desarrollando opinión publica desde la presión u opresión para las víctimas. Es lo que acontece con el ser mujer, con nuestra instruida fragilidad, con nuestra súper valorada libertad y la convivencia de dos contextos que a su encuentro siguen reclamando libertad, son ideas primas, como los números primos que conocimos en el colegio, cuya combinación da resultados distintos, así acontece con nuestras vidas, con las legitimas demandas y su relación con la prolongación de prácticas sociales que restringen la participación y el empoderamiento en quienes son más vulnerables.
Macondo, es la cuidad del olvido, pues detrás del muro esta la representación de quienes se defiende, se apoya o se incluye, una contradicción proteccionista que sigue proyectándose en nuestras acciones. Alguno se pregunta por qué? La clave es la insistencia perpetua, de asumir el desafío sin olvidar a quienes se representa, sin obviar las desigualdades en un país como el nuestro, sin presumir la superioridad de la emancipación femenina como trofeo de guerra, pues nos faltan muchas batallas para estructurar una sociedad mejor con las mujeres.
Los avances incalculables para nosotras, son motivo de buena convivencia y mejor vida, qué duda cabe, pero el optimismo basado en consolidación de espacios de participación, no han superado la igualdad en los ingresos y la opción de representación política basada en la elección, determinante que refleja el verdadero estado de nuestras demandas. Es un contexto duro de exponer, toda vez que los ideólogos imprimen tratados de cuidado y protección a sus causas, empapados de visiones ideológicas, cuya distancia de la realidad muchas veces es la pantalla y audio. Alguien diría eso es nada, otros dirían, eso es todo.
La disyuntiva de los héroes de Facebook, en la práctica de condicionantes garantiza propagación, pero no modificación de conductas, cambio de actitud o nuevas realidades, el mundo cambia tan rápido que el valor de ese cambio necesita poder, no queremos que se pierda por tiempo, aglutinamiento o transformaciones con protagonistas ajenos.
El aglutinamiento como fenómeno social, es similar al físico, una apreciación simbólica compacta basada en un estereotipo cuya definición no tiene forma. Así somos los modernos, convencidos de nuestras formas y demandas, en un poder legítimo de movilidad que promueve el bien estar de todo lo que habita en la tierra, incluyendo aspectos que no están dimensionados por causa del olvido. Se nos olvido el pasado, la lucha de nuestras ancestras y que la exposición mediática de nuestro tiempo es un proyecto a largo plazo, basado en las percepciones sociales de quienes conviven en un escenario de desigualdad de género. Esos contextos, que todos conocemos desde el mundo de la vida.
La nominación verbal de macondo, refleja el olvido de nuestros pactos pasados, los amigos de infancia, las promesas con sangre de juventud, las traiciones superadas, las heridas abiertas y las heridas cerradas.
“Este proyecto es financiado a través del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional de La Araucanía”