“Una elección sin Lula es igual de ilegítima que una sin Capriles en Venezuela”,Carlos Ominami
Fuente entrevista La Tercera
El exministro defiende la carta de apoyo al exmandatario de Brasil y dice que el entorno del líder del PT ha promovido visitas de líderes como Bachelet a su lugar de detención.
¿Cómo se gestionó la carta de apoyo a Lula?
Tiene que ver con el conocimiento que tenemos varios sobre Brasil. Jaime Gazmuri, que estuvo cuatro años de embajador, a mí varios me dicen que soy el más brasileño de los chilenos porque conozco a Lula hace muchos años. La última vez que estuve con él fue diez días antes de su encarcelamiento, en actividades de campaña. La carta es una petición que a través mío hizo Luiz Dulci, exministro de Lula, y Celso Amorim, excanciller. En conversaciones con ellos salió la idea de iniciar y tomar más iniciativas a nivel internacional.
¿Lula está al tanto del apoyo?
Sí, nos dijeron que el martes, Luiz Dulci lo visitó en Curitiba y le llevó el texto y algunas fotos; que Lula estaba muy agradecido y consciente del esfuerzo que se está haciendo en Chile por él.
Se especula con la opción de que Bachelet lo visite en Curitiba.
Ese es un tema que la presidenta tiene que resolver. Lo que sí sé es que ella está comprometida para estar en Río de Janeiro el 24 de este mes y que la gente cercana a Lula ha estado promoviendo la visita a él de personalidades de relevancia internacional (…) Para la policía, que tiene la custodia de Lula, que haya una petición de un expresidente, de una figura de gran relevancia, es mucho más difícil negarse a esa autorización.
¿Han transmitido que sería importante la visita de Bachelet?
Sin duda.
¿Por qué considera inocente a Lula?
Nuestra principal motivación tiene que ver con la defensa de la democracia en Brasil y América Latina, oponerse a un autoritarismo de derecha, conservador, que puede ser extremadamente peligroso. No es la vieja fórmula de los golpes de Estado militares, pero bajo nuevas formas se busca algo bastante parecido.
¿Ve una responsabilidad de la justicia entonces en eso?
Pienso que sí. En el caso de Lula lo que hay es una condena en segunda instancia por lavado de dinero y el tema del departamento. No tengo ninguna duda de que Lula es inocente. Me parece que es un proceso injusto, que muchos juristas han dicho que no se sostiene. Además, no es una sentencia firme, todavía hay recursos posibles y podría ocurrir que en una instancia superior se revisaran los argumentos del caso y se dijera “sabe qué más, el juez Moro, que investigó y lo condenó, lo que ya es un sistema extraño (presentó) pruebas para sustentar la acusación que son extremadamente frágiles, basadas únicamente en declaraciones de dos personas que entraron en el régimen de delación premiada y que están inculpando a otras personas para salvarse ellas”.
Tras la carta se les acusó de interferir en un sistema extranjero.
Muchas de esas personas lo hacen con buena intención pero con cierta ignorancia, porque lo que hay en Brasil no es un sistema judicial que esté actuando de manera objetiva e imparcial (…) A aquellas personas que dicen está interfiriendo respecto del Estado de derecho y el sistema judicial brasileño, se está interfiriendo respecto de un sistema que está profundamente en crisis, y que una parte de este poder judicial está actuando de una manera arbitraria.
Fuad Chahin cuestionó la carta y dijo que no se puede minimizar la corrupción cuando compete a los cercanos a uno.
Es una acusación bien injusta (…) Tenemos un juicio respecto de las malas prácticas en Brasil, hay una responsabilidad del conjunto de la clase política, pero el proceso respecto del cual se acusa al presidente Lula es un proceso que no resiste el más mínimo análisis.
Usted hablaba de ignorancia.
Yo llamaría al exdiputado Chahin a que se informe. Me encantaría poder discutir con él respecto de estos antecedentes y quiero hacerle ver que algunas personalidades distintas de la DC, como el señor Francisco Huenchumilla, se han manifestado en un sentido distinto, dejando de manifiesto que las opiniones del exdiputado son legítimas pero desprovistas de fundamento.
Internamente, algunos firmantes resintieron que se los acusara de injerencia y, según ellos, el propio Piñera ha pedido la liberación de opositores en otro país, Venezuela.
Más allá de diferencias importantes que hay entre la realidad venezolana, con su crisis humanitaria, y la realidad de Brasil, el problema de fondo en última instancia es el mismo, la legitimidad de los procesos electorales. Valoro el esfuerzo del Presidente Piñera haciendo ver la necesidad de una elección legítima en Venezuela, porque una elección sin Leopoldo López, sin Capriles, es una elección que adolece de legitimidad. En Brasil, una elección sin Lula, que es a todas luces el seguro ganador, es igual de ilegítima que una sin López o Capriles en Venezuela.
¿Cómo ve el papel que está jugando la oposición?
Esta es una oposición que está en crisis, que desgraciadamente viene eludiendo los debates de fondo desde hace más de 20 años. Ya tuvimos a fines de los 90 un debate que desgraciadamente fue ridiculizado, unos terminaron siendo los autocomplacientes, otro terminamos siendo los autoflagelantes y esa discusión no se hizo. Luego, cuando había que hacer una discusión respecto de qué habíamos hecho bien y qué mal, en 2009, esa discusión se congeló porque existía la posibilidad de volver rápidamente al poder en brazos de la popularidad de Michelle Bachelet. Eso impactó en la calidad del gobierno. Valoro el impulso reformador de la presidenta, pero soy muy crítico de la forma en que se adoptaron las reformas y de la secuencia.
¿Y el rol del PS?
No soy militante del PS, me fui el año 2009, creo que no me quedó otra alternativa. No me gusta mi condición de independiente, porque creo que los procesos políticos los hacen las fuerzas sociales.
¿Ha pensado en volver?
Tengo una discusión conmigo mismo.
¿Está pensando en fichar?
No quiero morirme de independiente, echo de menos el ser parte de un espacio colectivo.
¿Echa de menos eso o al PS?
Invertí más de 30 años en el PS, tengo muchos amigos y tengo nostalgia de ese periodo. Pero también tengo críticas bien profundas. De momento estoy en algo que puede parecer un poco utópico, que es buscar formas de convergencia entre lo mejor de la izquierda histórica y lo mejor de la nueva izquierda. Muy “milésimamente”, creo que esta declaración (de Lula) tiene algo de eso. Puedo aportar con mi experiencia. No me voy a jubilar de la política, voy a morir en esto. Me interesa también que no terminemos en una brecha generacional. Si esto va a continuar como una confrontación generacional, vamos a terminar mal, con los viejos nostálgicos recordándose de los buenos tiempos de los acuerdos y, por el otro lado, una cierta soberbia de quienes creen que la historia comenzó con ellos. Les he dicho a mis amigos de esta iniciativa de la Casa Común, que me interesa ser parte de ella.