Coloma: El verdadero derrotado al interior de la UDI
“El que gana, gobierna, no nos va a temblar la mano”, esa es la arenga interna entre los cercanos a la reelecta presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe. Una frase que, si bien para algunos en el gremialismo posee un dejo de prepotencia, tiene su razón de ser en que los triunfadores sienten que la victoria en la última elección por solo tres puntos tiene tintes “épicos”, porque con ello lograron frenar una intensa arremetida política para neutralizar a la timonel, de la cual sus principales protagonistas fueron los ex presidentes Patricio Melero, Ernesto Silva y, principalmente, el senador Juan Antonio Coloma Correa.
La última interna UDI ha sido considerada como una de las más feroces que la tienda ha vivido, por la virulencia de la campaña y por el estrecho margen que obtuvo Van Rysselberghe (52,06%) ante su contrincante, el diputado Javier Macaya (47,94%), que es un fiel reflejo de lo dividida que se encuentra hoy la colectividad. Y tanto entre los vencedores como los derrotados coinciden en que el papel que jugó Coloma Correa, dada su influencia en las huestes gremialistas y su capacidad de maniobra, fue gravitante para que la contienda resultara así de apretada.
Pero esa influencia interna no fue suficiente en esta ocasión, ya que el senador se jugó todas sus cartas para que ganara la lista de Macaya, la que estaba integrada también por su hijo, el diputado Juan Antonio Coloma. “Es evidente que es la primera vez que está en el bando perdedor”, reconoció uno de los cercanos al coronel gremialista.
La lectura al interior de la UDI es clara: el senador Coloma ya no es el mismo de antes y, si bien no se puede hablar de que esté en retirada, la derrota en las internas es una prueba concreta –coincidieron diversas fuentes gremialistas– de la merma de su poder.
El alejamiento de la primera línea de la política de Pablo Longueira –formalizado en el caso SQM por cohecho y delitos tributarios–, al igual que Jovino Novoa, tras ser condenado como autor de delitos tributarios, dejó una suerte de vacío del poder real en el gremialismo, más allá de la persona que esté liderando la directiva nacional. No fueron los únicos jerarcas históricos que se han replegado, también lo ha hecho el ministro del Interior Andrés Chadwick, no solo por sus funciones en La Moneda, pues para toda la UDI es evidente que el ex senador por la VI Región es “más piñerista que gremialista”.
Ese espacio de poder vacante era el objetivo político de fondo del senador Coloma y lo que tras bambalinas estuvo realmente en juego en la última interna del partido y que se transformó en el germen de las virulentas diferencias entre los bandos de Van Rysselberghe y Macaya. Una tensión que, si bien desde ambos lados han intentado disfrazar, sin micrófonos advierten que está lejos de subsanarse y que el futuro en el gremialismo se viene poco saludable.
Si bien la cara visible de la lista opositora fue Macaya, desde el interior de la UDI aseguraron que “la movida” para levantarlo como candidato fue en la práctica del senador Coloma, que con la ex ministra Magdalena Matte – esposa del ex presidente de la tienda y ministro Hernán Larraín– habrían preparado el terreno para el despliegue del diputado, como también cada paso de la competencia.
Desde la directiva consideran que sería “una torpeza y una pérdida” para la UDI mantener a Coloma en su histórico papel de encargado internacional, más aún con las relaciones privilegiadas que el partido ha desarrollado con Brasil, donde –recalcaron– saben de la “mala” reacción del senador al viaje de Van Rysselberghe para reunirse con Jair Bolsonaro tras su triunfo en las urnas. Esa jugada, ese viaje y esa foto de la timonel con el mandatario electo del país carioca fue –agregaron en el gremialismo– la antesala de la salida de Coloma en los temas internacionales.
Al interior de la UDI recalcaron que Coloma “se jugó totalmente su poder e influencia”, que en su región hubo mucha presión y que llamó a todo Chile pidiendo colaboración. Añadieron que su apuesta era recuperar su identidad como líder del gremialismo, la que “se ha ido diluyendo al lado de JVR” y que, por eso, era importante consagrarse en esta elección como “el último cacique” en pie y activo realmente de su generación.
Ninguna de las gestiones desplegadas por Coloma fue suficiente. Un resultado que ha sido ampliamente comentado en el gremialismo es el de su región, El Maule, donde la lista de Macaya (522 sufragios) apenas sacó casi 60 votos de diferencia con la de Van Rysselberghe (580 sufragios) y en la del Biobío no hubo capacidad para contrarrestar el poder de la timonel, que dobló a la lista de la disidencia con 1.194 votos versus 596 sufragios.
Durante la campaña, Chadwick públicamente jugó a mantenerse al margen de la contienda. Aunque en el partido todos sabían que el ministro había apostado por ponerles fichas a ambos candidatos, al final de la competencia se habría inclinado efectivamente por la lista de Macaya y señalan que se “levantó de su escritorio” a petición expresa de Coloma, con quien es cercano desde sus tiempos de estudiantes universitarios y a quien se le ve más de lo que a muchos en la UDI les gustaría circulando por los patios de La Moneda. En el gremialismo explicaron que el hecho más evidente de esto fue el impedimento del ingreso a La Moneda de Van Rysselberghe junto a Eduardo Bolsonaro, hijo del electo presidente de Brasil.
Para la directiva de Van Rysselberghe no hay dos lecturas: Coloma “va a recibir el justo trato de un disidente” y apuestan a que esta derrota por sí sola debiese marcarlo para que de a poco vaya perdiendo la influencia que siempre lo ha caracterizado.
El analista político Tomás Duval precisó que está claro que el poder de los coroneles está declinando y que al interior del gremialismo se abrió una lucha de facciones, pero puso el acento en que el principal problema de Coloma es que la timonel no solo “controla hoy un poder territorial y político, dadas sus características personales, (…) sino que pareciera representar las ideas más conservadoras de la UDI y se instaló en su espacio doctrinario”.
Una lectura diferente tiene el director ejecutivo del Instituto Libertad, Aldo Cassinelli, quien no descarta que el sector que hoy apoya a Coloma pueda transformarse en mayoría: “Si haces una secuencia con la elección anterior (JVR versus Bellolio), la tendencia era de un 30 por ciento, hoy cerca de un 50, próximamente podría ser mayoritaria (…). La apuesta parece haber sido exitosa pensando en el futuro. Los recorridos no se miden de una elección a otra, se miden en periodos de largo tiempo”.
En esa misma línea, cercanos a Coloma ven en la diferencia de tres puntos un debilitamiento del poder de Van Rysselberghe y que estos resultados estrechos son una clara señal de alerta.
La otra pérdida
Históricamente la tarea de llevar las relaciones exteriores del partido es un papel de bastante relevancia, por sí solo genera una “fuente única de poder”, pues en su ejercicio diario se transforma en una especie de aduana del mundo empresarial y también político, ya sea por los contactos o las opciones de favores que se generan. Es el puesto clave para la construcción de redes a todo nivel en el concierto internacional.
Por mucho tiempo ese papel lo ha ejercido el senador Coloma, quien si bien insistió a El Mostrador que hace años que está desligado de ese papel, en el resto de la UDI dicen lo contrario y hasta esta interna lo reconocían como el encargado de las relaciones exteriores del partido.
En el entorno de Coloma reconocen que ese “cargo” nunca ha sido oficialmente designado ni tampoco la directiva lo ha tocado y que el hecho de que el senador ostentara ese papel guarda directa relación con su influencia y redes. Es más, recalcaron que es “imprescindible” en ese espacio para la UDI.
Pero en la directiva nacional dicen que eso va a cambiar, que Van Rysselberghe “será quien ahora va a ocupar ese espacio”, dados los vínculos que generó con Brasil y el gobierno de Jair Bolsonaro, que además en los últimos dos años ha consolidado su figura en el terreno internacional con la participación en diferentes seminarios y convenciones a nivel regional y que tiene “cercanía” con los demás líderes de la derecha latinoamericana. Las mismas fuentes afirmaron que dentro de la agenda de JVR está la generación de eje ideológico en América Latina, lo que ya estaría en marcha en coordinación con varios de sus pares de la región.
Desde la directiva consideran que sería “una torpeza y una pérdida” para la UDI mantener a Coloma en su histórico papel de encargado internacional, más aún con las relaciones privilegiadas que el partido ha desarrollado con Brasil, donde –recalcaron– saben de la “mala” reacción del senador al viaje de Van Rysselberghe para reunirse con Jair Bolsonaro tras su triunfo en las urnas. Esa jugada, ese viaje y esa foto de la timonel con el mandatario electo del país carioca fue –agregaron en el gremialismo– la antesala de la salida de Coloma en los temas internacionales.
El Mostrador