Salaberry dice que su hermana viajó en el auto, pero se bajó antes del incidente
El ex subsecretario de Desarrollo Regional Felipe Salaberry entregó otra versión más sobre el “ñuñoazo”; el supuesto incidente de tránsito que lo enfrentó con un inspector municipal el domingo 25 de agosto y que, pese a desmentir categóricamente, lo llevó a renunciar esta semana a su cargo de Gobierno.
Pese a que el jueves su hermana, Iris Salaberry, modificó la versión inicial del ex diputado UDI para afirmar que ella también iba en el auto que -en sus palabras- fue “asediado” por el inspector; en una entrevista publicada este domingo los hechos se relatan de modo diferente.
“Desde el primer momento en que apareció la publicación (de la Radio Biobío) dije que los hechos allí descritos son falsos, que jamás había pasado tres luces rojas, menos que hubiera insultado a nadie y mucho menos que hubiese sido objeto de infracción, y agregué -aunque no era necesario hacerlo, porque es un hecho de mi vida privada-, que en el auto se encontraba mi madre de 82 años y mi hija de 13. Eso era lo que estimé relevante de explicar a la opinión pública”, se defendió Felipe Salaberry en las páginas de El Mercurio.
La entrevista firmada por el periodista Gabriel Pardo cuenta que ésta se realizó el viernes, tres días después de su renuncia, en un local de Starbucks. En ella el ex subsecretario sostiene, a diferencia de lo que contó en un primer momento y lo que el jueves dijo su hermana, que ella sí estuvo en algún momento en el auto, pero se bajó antes de que ocurriera el supuesto incidente.
“¿En qué cambia la falsedad de la imputación que se me hace si en el auto iban otros miembros de mi familia? Expliqué que iba mi madre y mi hija, con el objeto de relatar lo absurdo de la acusación y que era una actividad familiar, como la que tiene cualquier otra persona un día domingo, en un auto particular”, alegó.
“Como lo hago frecuentemente, y es habitual en cualquier familia, invité a almorzar a mi mamá ese día domingo, acompañado de mi hija menor y otras personas cercanas. En el almuerzo también participó mi hermana Iris. Tal como ya lo he relatado, y luego de dejarlas en sus hogares, mi hija me dice que el mismo vehículo (municipal) continúa siguiéndonos, por lo que llamo a mi hermana —a quien ya había dejado— y le comento mi extrañeza por encontrarlo en distintos lugares”, relató al matutino.
Luego de esto, Salaberry dice que su hermana llamó “a la central de comunicaciones (de Ñuñoa), como lo haría cualquier vecino. No llamó ni al alcalde ni a ninguna autoridad municipal”.
Por ende, “decir que eso es tráfico de influencias es completamente absurdo“.
“Tengo la certeza de que eso quedará aclarado en la investigación. Cuando se sepa la verdad, habrá un vuelco en defensa de mi honra“, sentenció, confirmando que el jefe de los turnos de los inspectores municipales de Ñuñoa es el ex marido de su hermana, con quien ella mantuvo un conflicto judicial.
En la versión que entregó el jueves Iris Salaberry -con ella arriba del auto “asediado”- señala que llamó por iniciativa propia, sin petición de su hermano mediante, debido a que ha sido “bastante perseguida por pequeños grupos de seguridad pública”.
“Será aclarado”
Más allá de que esta serie de versiones e informaciones contradictorias y a cuentagotas entregadas por él y su hermana, Felipe Salaberry -a quien el periodista de El Mercurio vio “demacrado”- dijo tener “plena certeza de que esto será aclarado”.
Afirmó que tarde o temprano se sabrá “quiénes y por qué idearon esta falsedad”, se esclarecerá “la verdad y eventualmente (…) quiénes están detrás de estos hechos”.
Salaberry también busca aclarar “cómo un parte empadronado de un vehículo que no está a mi nombre, en cuyo parte tampoco aparezco nombrado, se transforma en un escándalo comunicacional con nombre y apellido antes de que el parte inicie su tramitación”.