La aparente y frágil calma entre La Moneda y Chile Vamos
De las conclusiones que en el oficialismo sacan en limpio del despliegue de Piñera para ordenar la casa, está el que logró bajar la tensión al interior de Chile Vamos, alineó por ahora a sus huestes detrás del Gobierno y en algún grado –agregaron– La Moneda está tratando de retomar el control de la agenda con anuncios como las modificaciones a la reforma tributaria. Hasta ahora, ese es el saldo positivo –afirmaron–, más aún cuando se habló de repetir más seguido ese tipo de encuentros con el Mandatario.
Es cierto que la noche del domingo la derecha firmó un pacto de paz con La Moneda y uno de no agresión entre los propios timoneles de Chile Vamos, pero independientemente de las sonrisas de esa noche, a la salida de la reunión ante las cámaras de televisión, en el oficialismo saben que las aguas en la interna no se encuentran en su mejor momento y eso impide que se pueda descansar en el apretón de manos que todos se dieron.
A nivel de las directivas hubo un compromiso por bajar la virulencia del debate entre ellos, porque durante las últimas complejas semanas del Gobierno fue un hecho de la causa que no hubo forma de taparla ni contenerla, agravando con ello mucho más las cosas.
El mejor ejemplo de lo anterior fue la entrevista al vicepresidente de RN, el diputado Gonzalo Fuenzalida, en La Tercera, donde sin titubeos apuntó directamente a uno de “los hombres del Presidente”, el jefe del segundo piso, Cristián Larroulet, a quien responsabilizó de los errores cometidos por Palacio. No quedaron en menos las declaraciones del timonel de esa colectividad, Mario Desbordes, quien cuestionó el trabajo del Gobierno en materia de seguridad cuando señaló, en una entrevista en El Mercurio, que “lo que más me preocupa es que no veo ese giro copernicano que se iba a producir en la seguridad ciudadana. No lo veo, no se dónde está”.
No fueron los únicos. En la UDI, previo a la reunión del domingo, su presidenta, Jacqueline Van Rysselberghe, también aprovechó el espacio que todos se dieron en la prensa para advertir a La Moneda que no se podía sacar a Castillo de su cargo como subsecretario, porque “empezar a ceder a un chantaje de esa naturaleza es complejo, porque es como ceder a la capacidad de decisión”. Para coronar el clima de desorden, el timonel de Evópoli, Hernán Larraín Matte, aseguró que en La Moneda se equivocaron al nombrar a Rojas como ministro, con lo que puso el dedo en la llaga.
Ante este escenario, Piñera no tenía mucha chance, actuaba como líder de la coalición imponiendo orden o corría el riesgo de que el control de su coalición se le arrancara de las manos. En Chile Vamos afirman que no llegaron al desorden que tuvo Bachelet con la Nueva Mayoría en su peor momento, aunque también reconocen que se puede prometer intentar mantenerse alineados, pero que garantizarlo es un imposible.
Sobre todo, cuando, más allá de las declaraciones públicas de buena crianza, lo concreto es que los problemas en la coalición de Gobierno siguen vigentes. Desde la UDI y RN no son pocos los parlamentarios que señalan estar “agotados” de la actitud de Evópoli, al cuyos miembros acusan de sentirse moralmente superiores y a quienes no les perdonan el “diferenciarse en negativo” de ellos, cada vez que pueden les sacan en cara ser “los protegidos” del Presidente Piñera, porque “a ellos no se les llama la atención desde La Moneda” como al resto de Chile Vamos. Ponen, como ejemplo, el que hayan instalado en la agenda la idea de legislar sobre identidad de género, que no aparecía en el programa; el proyecto de nepotismo en momentos en que el Mandatario estaba al centro de la tormenta por el nombramiento de su hermano como embajador en Buenos Aires; y, ahora último, su desmarque público del resto de la derecha en el debate sobre las violaciones de los Derechos Humanos.
Desde Evópoli, el sentimiento de molestia con sus socios de coalición parece ser mutuo. Sin micrófonos de por medio, acusan que el discolaje solo tiene forma en sus pares de RN y la UDI, que cada vez que han sido cuestionados por ellos, “no ha existido asidero, pues nuestra posición ha sido siempre la del Presidente” y que, si se les vuelve a preguntar por el tema de los Derechos Humanos, no tendrán ningún empacho en salir a marcar las diferencias, que sí existen, reiteraron.
Desde el partido dirigido por Larraín Matte, sostuvieron que el Jefe de Estadi “se está desangrando por la derecha”, apuntando al trabajo que ha realizado José Antonio Kast y por el hecho de que tanto la UDI como RN no estarían haciendo bien su papel.
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