El complejo escenario en La Moneda tras el crimen de Catrillanca y la mala percepción económica
Lejos del eslogan de la campaña presidencial del año pasado, estos días se han transformado en tiempos oscuros para el Gobierno de Sebastián Piñera. La información entregada por el propio Vicepresidente, Andrés Chadwick, a primera hora de ayer –a 5 días de ocurrido el crimen de Camilo Catrillanca–, en la que confirmó la manipulación de pruebas de Carabineros, dio cuenta del error garrafal que cometió La Moneda la semana pasada al amarrarse en un ciento por ciento a la versión inicial de la policía uniformada, criminalizar las circunstancias de la muerte del joven comunero mapuche en Ercilla y, así, manejarse en la arena que le acomoda y rinde a la actual administración: el combate a la delincuencia. Un error grave de lectura política, asumen solo unos pocos en el oficialismo.
Con la renuncia de dos generales y la baja de cuatro oficiales de la zona, en Palacio buscaron marcar un punto de inflexión a la pérdida de control que había tenido el Gobierno del caso y tratar de no repetir las equivocaciones de la administración de Michelle Bachelet con el polémico caso Huracán. Una decisión que puede que no tenga todo el efecto que necesita el Gobierno, porque mientras defiende a ultranza la presencia y despliegue del cuestionado Comando Jungla en La Araucanía, aún quedan muchas respuestas en el aire sobre el actuar de Carabineros en el episodio que le costó la vida a Catrillanca, más aún con las contradicciones que ha mostrado su general director Hermes Soto, quien hasta el sábado aseguraba tajante que el equipo especial no tenia cámaras a su haber y que, a pesar de lo dicho en días previos, ayer señaló que los cuatro efectivos involucrados en el caso no son parte de los que sí fueron a Colombia a prepararse tácticamente.
En su cuenta de Twitter, el analista político Axel Callís escribió: “Si @Carabchile opera en la Araucanía como lo ha hecho, es porque existe una doctrina del Gob que avala ese actuar. No nos compremos tan rápido el corte de cabeza de los mandos involucrados en muerte de #CamiloCatrillanca y lavado de manos del Gob” (sic).
Durante estos cinco días el Gobierno tuvo grandes dificultades para articular un discurso que lograse bajar efectivamente la tensión que desató la muerte de Catrillanca, de hecho, a medida que transcurrían las horas La Moneda se veía cada vez más desbordada. Un escenario que la oposición aprovechó, ya que, a pesar de su estado de nula influencia política y dispersión, encontró en este hecho un factor de unidad que la hizo rearticularse en tiempo récord en torno a la interpelación de Chadwick y el anunció de constitución de una comisión investigadora.
El confuso paso a paso
Una vez que se supo de la muerte de Catrillanca, el miércoles 14 pasadas las 16:30 horas, La Moneda quiso bajar el perfil y su estrategia se basó en situar el hecho en el marco de un operativo policial desarrollado para enfrentar un delito común, lo que llevó a que Mayol asumiera ese día la vocería oficial del tema. La autoridad regional señaló que el fallecido comunero tenía “antecedentes por receptación de vehículos robados” –lo que quedó desmentido cuando se hizo pública la hoja de antecedentes del joven comunero– y dio a entender también que Catrillanca habría formado parte de quienes llevaron a cabo el atraco a las profesoras en Ercilla, lo que el Gobierno tuvo que aclarar y rectificar al día siguiente.
Al percatarse La Moneda de que la bajada comunicacional había quedado ampliamente sobrepasada, el jueves 15 Chadwick, junto al subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, salieron públicamente a hacerse cargo de la situación. El Vicepresidente, si bien tuvo palabras para la familia Catrillanca, no se salió de la estrategia de situar lo acontecido dentro del ámbito de lo delictual, aunque sí sacó al joven comunero del lugar del atraco, mientras casi en paralelo Piñera se pronunciaba vía Twitter: “Respecto a la lamentable muerte de comunero Camilo Catrillanca: Gob agotará medios para investigar verdad de lo ocurrido, solicitando al Fiscal de dedicación exclusiva. Al mismo tiempo, ratificamos deber de Carabineros de perseguir delitos y su derechos a defenderse cuando son atacados”. Una intervención que no fue la más acertada y que horas mas tarde el Mandatario tuvo que ampliar, agregando sus condolencias a la familia del fallecido comunero.
Durante esa misma mañana, el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, reconocía en radio Infinita la dificultad que este hecho suscitaba para la implementación del Plan Araucanía, palabras que más tarde fueron matizadas en un punto de prensa en Palacio, con lo que se buscó corregir el foco que había puesto el ex ministro de Relaciones Exteriores. Otra señal confusa.
Tras la ola de cuestionamientos, el viernes 16 el Gobierno salió jugando por dos frentes, primero con la vocera, Cecilia Pérez, quien defendió a ultranza la labor de Carabineros en un recorrido por radios y televisión, mientras que Chadwick –casi con tono irónico y burlón– prefirió apuntar a la oposición: “Quedan como oportunistas, como aprovechadores (…) politiquería tan baja les hace mal”. En el mismo punto de prensa, nuevamente tuvo que salir a explicar una versión de la que tuvieron que echar pie atrás –los antecedentes judiciales a los que se refirió Mayol–, lo cual trató de justificar apuntando a la diferencia que hay entre antecedentes judiciales y antecedentes penales, para salvar a la autoridad regional.
Para el analista Brieba, y poniendo los dos grandes temas sobre la mesa –la muerte de Camilo Catrillanca y la preocupación de La Moneda por la percepción de la ciudadanía en materia de empleo y salarios–, una vez que pase esta semana “en donde el tema Catrillanca va a dominar la agenda, efectivamente van a tener que retomar agenda en los temas en que el Gobierno es más reconocido como fuerte y donde se pueden anunciar medidas efectivamente económicas (…). Están complicados en la medida en que no puedan mostrar buenas noticias económicas, por eso vimos al ministro (Felipe) Larraín anunciando personalmente una baja en las bencinas, lo cual, si uno lo piensa, es bastante insólito. Un ministro de Hacienda dando una noticia tan trivial como si fuera política de Estado, se nota lo urgido que está por mostrar alguna buena noticia”.
El sábado 17 fue de tensión y espera de los primeros resultados de la investigación, de la cual se entregaron diferentes versiones. Una de ellas, que no habrían existido cámaras en el operativo; la otra –y clave–, el testimonio del menor de 15 años que acompañaba al comunero fallecido y que terminó por derrumbar la versión oficial de Carabineros.
Para el doctor en ciencias políticas de la Universidad Adolfo Ibáñez, Daniel Brieba, la bajada comunicacional de La Moneda guarda directa relación con la imagen que quiere seguir proyectando el Gobierno en torno a la mano dura contra la delincuencia, “por lo tanto todo este incidente, en cierto sector de la población, podría no caer tan mal como una primera impresión podría hacer parecer, por eso las declaraciones, esa es la carta que están jugando”.
El otro frente
El crimen de Catrillanca le cayó a La Moneda en un momento débil y complejo, producto de la negativa percepción colectiva que hay sobre la situación económica y el lento cumplimiento de la promesa de Piñera de traer tiempos mejores. De hecho, en La Moneda responden negativamente cuando se les consulta si existe preocupación por las cifras de crecimiento y, cual mantra, de memoria recitan índices, promedios y, cuando estos no alcanzan, recalcan que, más allá de las complicaciones, las promesas del Presidente Piñera se cumplirán a fin de año.
Lo dijo el propio Piñera en el primer día de su gira en Asia, desde Singapur, cuando respondió a los cuestionamientos: “Vamos a cumplir todas nuestras metas, la economía va a crecer en torno al 4 por ciento, más del doble que en el Gobierno anterior, vamos a crear más de 160 mil nuevos empleos, con contrato, con seguridad social, con previsión y estabilidad, la inversión que cayó sistemáticamente durante el Gobierno anterior se recupera con fuerza en torno al 6 por ciento y salarios nominales crecen al 4 y medio por ciento”.
Más allá de un indicador u otro, el real conflicto que está viviendo hoy la administración piñerista no guarda relación directa con los números, sino que la problemática que se le instaló a La Moneda está amarrada a las altas expectativas que generó el discurso de la campaña y cómo hoy la ciudadanía lo está percibiendo. Es por eso que en Palacio consideran que este flanco –que ya les afecta en las encuestas– lo van a resolver exclusivamente en la cancha comunicacional, para lo cual partieron por cortar el hilo por lo más delgado, con despidos y salidas de jefes de comunicaciones en carteras políticamente relevantes.
Durante todo el Gobierno de Bachelet, la derecha y en particular el piñerismo –articulado desde Apoquindo 3000–, entendió el valor de apoderarse del campo comunicacional y, por eso, instalaron consignas como “el país está en el suelo”, que había que “recuperar el tiempo perdido”, lo que, unido a la promesa de los tiempos mejores, se transformó en la razón principal por la que electorado se inclinó por Piñera en las urnas y lo trajo de vuelta a La Moneda. Y eso, lo tienen grabado en Palacio.
Sin un relato en el campo de lo económico que vaya “más allá del ajuste y de administrar bien las platas”, como comenta un inquilino de La Moneda, desde la sede de Gobierno se instruyó a todos sus ministerios defender el que sería el buen andar de la economía local en cada una de sus salidas a terreno y copar así la discusión con un relato común, que se repita y se instale. Esta respuesta no es vista con bueno ojos por todos quienes trabajan en el Ejecutivo, pues entienden que “se intenta el corte por lo más delgado”, dando a entender que el problema no sería precisamente en cómo se comunica, sino que cómo se trabaja al respecto.
La instrucción a los ministerios se lleva a cabo después de los cuestionamientos internos desde las diferentes reparticiones, las que acusaron que las bajadas comunicacionales y directrices que se hacían desde Palacio eran “pobres y faltas de consistencia”. Para un diputado de Chile Vamos, ese reclamo refleja lo que La Moneda trata de tapar con dedo: la nula existencia de un relato y un “inexistente programa económico”.
En el último comité político ampliado del lunes 12 en La Moneda, el Gobierno propuso a los representantes de Chile Vamos salir a enfrentar las críticas económicas utilizando la estrategia de la comparación con los números que presentó el último año de Bachelet, con lo que se evita la discusión de fondo y la supedita a un discurso difícil de contrarrestar.
Así quedó plasmado tras aquella reunión, partiendo por la ministra Pérez, quien dijo a la salida de la misma que “ya se quisieran ellos, la izquierda de nuestro país, haber tenido las actuales cifras de crecimiento, de inversión, de generación de empleos y de mejora en los salarios que hoy vive nuestro país. A algunos les hace bien empezar a comer pasas, porque hacer críticas sin tener en perspectiva el déficit brutal en la economía, el daño que le hicieron a las familias de nuestro país , con un manejo irresponsable de la economía en el Gobierno pasado y pretender criticar ahora, cuando en todos los índices económicos doblamos al Gobierno anterior (…), nos parece que son críticas antojadizas, faltan a la verdad”.
Pero los números de las encuestas se resisten a las estrategias de Palacio. Los últimos dos sondeos publicados, Criteria Reaserch y Cadem, coinciden en la baja en la aprobación del Mandatario, ya que mientras la primera habla de un descenso de 11 puntos, la encuesta dirigido por Roberto Izikson plasmó una caída de cuatro puntos. En ambos registros se amarra a la mala percepción económica.
Números versus estrategia comunicacional
Si bien los números presentados por Piñera no mienten respecto a un crecimiento que dobla al Gobierno anterior, la creación de cerca de 160 mil empleos y el aumento en la inversión, el choque se da con la expectativa de crecimiento y el caso omiso que el Mandatario hace a cifras oficiales presentadas incluso por el Banco Central (BC). El informe de Percepción y Negocios elaborado por el BC, donde fueron consultadas cerca de 200 empresas a lo largo del país, entregó, entre sus conclusiones, que “las expectativas de recuperación estaban sobredimensionadas”.
El Imacec de septiembre, con su 2,3 % de variación, se anotó como el mes de menor crecimiento desde la misma fecha el 2017. A esto se suma la que fue calificada como preocupante caída de 9,3 por ciento, en dicho mes, de la industria metalúrgica Metalmecánica, cifra que entrega como resultado un descenso de 3,5 por ciento del tercer trimestre en el sector, reduciendo a solo 2,3 la expansión en lo que va del presente año, según lo afirmó días atrás la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet).
Para Piñera el 4% de crecimiento es el porcentaje psicológico que se impuso para cerrar el año, y con el cual –así lo dan a entender desde Palacio– se sentirían conformes. Pero la cifra choca con las correcciones que la banca ha realizado en el último tiempo, pues ninguna entidad de la plaza local coincide con la apuesta presidencial, en especial Scotiabank, que aparece como el de la proyección más pesimista: 3,2 por ciento.
Consultado por su visión respecto del Estudio de Crecimiento en Chile, el gerente de estudios de Renta4, Guillermo Araya, planteó que en el seminario de la Cámara de Comercio de Santiago el consenso de estudios de distintos rubros sería que este 2018 “creceríamos entre el 3,7% a 3,8%, mientras que en 2019 el crecimiento sería de un 3,5”.
Los últimos días se supo del cierre de 50 locales a lo largo de Chile que llevará a cabo Farmacias Ahumada, lo que se suma al fatídico 2018 en la materia, con los cierres de emblemáticas empresas como Maersk, Pastas Suazo, Iansa y la constructora Cial. Sobre la base de esto es que un grupo de parlamentarios de oposición realizará una sesión especial por cierre de empresas y el desempleo que eso genera.
“No es posible que se esté culpando a la inmigración, a los feriados, a la guerra comercial entre China y EE.UU., y últimamente a la lluvia por el panorama económico actual de nuestro país”, sentenció el diputado Tucapel Jiménez, integrante de la Comisión de Trabajo de la Cámara Baja.
Para el analista Brieba, y poniendo los dos grandes temas sobre la mesa –la muerte de Camilo Catrillanca y la preocupación de La Moneda por la percepción de la ciudadanía en materia de empleo y salarios–, una vez que pase esta semana “en donde el tema Catrillanca va a dominar la agenda, efectivamente van a tener que retomar agenda en los temas en que el Gobierno es más reconocido como fuerte y donde se pueden anunciar medidas efectivamente económicas (…). Están complicados en la medida en que no puedan mostrar buenas noticias económicas, por eso vimos al ministro (Felipe) Larraín anunciando personalmente una baja en las bencinas, lo cual, si uno lo piensa, es bastante insólito. Un ministro de Hacienda dando una noticia tan trivial como si fuera política de Estado, se nota lo urgido que está por mostrar alguna buena noticia”.
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