Columna de Miryam Soto: La discriminación sociocultural de hijos nacidos fuera del matrimonio

Es muy probable que el título de este artículo pueda consignar una situación que, en la época actual carezca de importancia y significación para muchos lectores e interesados en la temática. Sin embargo, siempre será útil retrotraerse a los antecedentes históricos, pues éstos hechos siempre nos aportan una mayor comprensión de los tiempos presentes y nos permitirán proyectarnos con mayor fundamento a los tiempos venideros.
El ensayo “Madres y Huachos, Alegorías del Mestizaje Chileno” es la resultante de una diversidad de artículos, ponencias e investigaciones orientadas a la búsqueda de la identidad de género y su relación con nuestra cultura y que, en esencia intenta dar una explicación, diferenciar y buscar el significado del ser mujer y ser hombre e intentar desarrollar una síntesis evolutiva para comprender que existe una diferenciación entre el ser masculino y femenino.
Lo que se pretende en este texto, es presentar la evolución sociocultural de la diferenciación de sexos a partir de un hecho histórico (conquista y colonización). Este modelo intenta explicar un hecho social, principalmente durante la colonia, un modelo de familia centrado en la madre y o matriarcal que, abarcó a todas las clases sociales de una manera similar debido a que hubo una fuerte migración de hombres influenciados y motivados por la Guerra de Arauco y una economía minera y agrícola predominante en la época.
Madres y Huachos es un fenómeno social, cultural e histórico que en la actualidad dicha conceptualización sin duda ha evolucionado desde un punto de vista formal e incluso legal, pero desde la perspectiva sociocultural sigue existiendo por determinados sectores de la sociedad una cosmovisión sesgada y discriminatoria de la existencia principalmente de hijos nacidos de relaciones no formales y o tradicionales.
El origen del término huacho, proviene del quechua huachui, que significa cometer adulterio y designa tanto al hijo ilegítimo como al huérfano, con la misma calificación.
Para fundamentar esta percepción lo primero que es posible señalar es que, desde la época de la conquista se empezó a hacer una diferenciación entre lo femenino y lo masculino e igualmente una representación sexual de mujeres y hombres, influenciado por la religión y la estructura social predominante y aparece entonces el concepto de huachos como ilegítimos producto de un cruce de linajes y estirpes a veces equívocos, a veces pristinos. Esta ilegitimidad conforma una manera de ver el mundo, lo que aparentemente es razonable porque volver a un hecho histórico es rescatar nuestros orígenes para comprender el presente y proyectarnos hacia el futuro.
Los conceptos del ser mujer y ser hombre necesariamente obligan a establecer una ligazón con el momento histórico y desarrollo evolutivo de una sociedad concreta; donde en el libro “Malinche” de Laura Esquivel se ve reflejado en la conquista, cuando Malinalli engendra un hijo de Cortés pero este no se hace cargo de su hijo e incluso deja que la mujer lo regale, sin darle ninguna importancia o valor.
La conquista de América en sus inicios fue una acción solamente de hombres solos y que la gran mayoría de las veces violentaron a las mujeres y engendraron huachos y/o mestizos, tal como cita Huamán Poma de Ayala quien habla del mestizo como “cholo”: “El origen de esta palabra remite al quiltro, al cruce de un perro fino con uno corriente, es decir, de un perro sin raza definida” (Ayala).
Entonces, ¿esta visión sigue prevaleciendo en nuestra sociedad actual?, lo que a mi juicio y según mi tesis ha habido un avance efectivo en términos de la no discriminación, lo que es posible fundamentar a través de la dictación de normas legales como por ejemplo el reconocimiento de los hijos nacidos fuera del matrimonio y que en nuestro país ya no existen hijos ilegítimos o no reconocidos por cierto padre o madre y la igualdad ante la ley como por ejemplo en materia de derechos hereditarios.
Otro avance en relación al tema es la adscripción de nuestro país al reconocimiento de los derechos del niño proclamados por las Naciones Unidas y la creación del SENAME como un servicio nacional de protección de menores, a pesar de todos los cuestionamientos de los que ha sido objeto dicha institucionalidad en la actualidad y que tenemos que estar de acuerdo que amerita un cambio urgente.
Finalmente, es posible señalar que a pesar de lo anterior, aun siguen existiendo visiones y percepciones limitadas y sesgadas frente a la concepción de un hijo fuera de los cánones y procedimientos formales existentes en la sociedad global; del mismo modo coexisten puntos de vista ambivalentes en los roles que competen al ser hombre o el ser mujer, ser madre soltera , que a juicio de los autores citados y a pesar de la regulación jurídica viene a significar para determinados grupos sociales tener un hijo huacho.-
Para terminar un llamado a seguir trabajando por el bienestar de nuestros menores, por la no discriminación, por la paridad de género y por tantas otras situaciones de la realidad sociocultural que requieren ser tomadas en cuenta pensando en que toda la ciudadanía aspira a un futuro mejor.