Columna de Iván Cerda: La Victoria de la libertad
Cuando hablamos del victorioso triunfo de la libertad en las sociedades modernas, nos referimos al efectivo y amplio respeto por parte del estado de las libertades individuales y las capacidades de las personas y sus iniciativas, al respecto no puedo dejar de mencionar el interesante y singular ejemplo de la grandeza de la nación Argentina de principios del siglo pasado, cuando gracias a esta receta llegó a ser la economía mas robusta y pujante de Latinoamérica permaneciendo por varias décadas en el ránking de los 10 países mas ricos y prósperos del mundo incluso superando con distancia a Alemania, Francia e Italia que por esos años padecían la decadencia y el deterioro masivo de las guerras. Para el desconocido político y jurista Argentino Juan Bautista Alberdi, quien fuera artífice y creador de la constitución que llevó a su país a la era de oro, el éxito radicaba simplemente en el respeto y la garantía permanente de las libertades individuales de las personas junto a un estado restringido y limitado de poder, donde se reconoce que conceder la libertad de emprender y facilitar las oportunidades le permite a cada individuo por instinto natural aspirar a conseguir logros de bienestar y progreso. Los países son ricos únicamente por los méritos y el esfuerzo de sus habitantes y sus labores son fecundas y prósperas por que ellos son libres, dueños de su ser, de sus bienes y de sus frutos. Todos sabemos que paso con el resto de la historia Argentina, su grandeza cayó junto a la llegada de Peron y sus sucesivos gobiernos populistas que han hecho crecer el estado y han despojado lentamente las libertades, interviniendo la industria, restringiendo el comercio, nacionalizando bienes, y repartiendo ilimitadamente privilegios y beneficios a sus discípulos, justamente lo contrario del rol fundamental de un estado que sirve a su gente y no gente que vive para servir al estado. Venezuela es un ejemplo mucho más extremo y evidente de lo mismo. Por su parte, localmente el teorema de la paz y bienestar futuro de esta región tampoco depende directamente del estado sino más bien de nuestros propios esfuerzos. El éxito de la libertad evidencia que mejores ideas e iniciativas son más provechosas y fructíferas que solo abundante colaboración económica del estado.