Columna de Iván Cerda: El Dialogo sin las partes no es más que ruido al viento
Si no dialogamos con los verdaderos actores y protagonistas de la violencia, seguiremos procurando un diálogo de sordos, ¿cómo dos décadas de violencia, 800 ataques, y similar número de incendios junto a centenares de camiones y maquinaria destruida no es argumento suficiente para que el gobierno convoque urgentemente a las partes activas al camino del diálogo y los acuerdos? ¿hemos sido tan ingenuos de creer que el estado podría apagar la pasión guerrera del pueblo mapuche que hoy alza su moral como ofrenda a su nuevo martir después de una histórica lucha de 400 años desde la llegada de los españoles, convocando a un grupo policial táctico que posee la imagen pública de ser poco riguroso y adicto a graves errores? A pesar que la fracción rebelde ejerce demandas y petitorios inalcanzables, situados claramente fuera del rango del diálogo a través de sus templados líderes que no reconocen las competencias del estado y llaman a usar la violencia como medio de lucha activa desafiando temerariamente a la ley y la institucionalidad del Estado. O nos matamos entre todos o aprendemos a vivir juntos incluyendo las utópicas propuestas indígenas que a pesar que han sido derrivadas consecutivamente en el mundo desarrollado a través de la voluntad del estado, transitando desde el abandono y la discriminación a la integración, reconocimiento y valoración de la cultura a través del diálogo y los acuerdos consensuados, usando también otros métodos que parten con el reconocimiento de la verdad histórica y las reparaciones pendientes y que siguen con su anhelado espectro autónomo de decisiones , la practica intercultural y la paz y el bienestar para todos. El diálogo sugerido por el presidente debería incluir sin censura al espectro completo de líderes que quieren participar en la construcción identitaria y pacífica del futuro.