Carlos Peña: “Amenaza neofascista” de la derecha de Bolsonaro y sus seguidores chilenos

En su habitual columna de opinión, el rector de la Universidad Diego Portales critica a la derecha por recibir a Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente electo de Brasil, como una estrella. Y cuestiona aún más a los que, aparte de ser seguidores de Bolsonaro, buscan imitarlo en el país, como José Antonio Kast. En efecto, Peña asegura que los que han recibido a Bolsonaro hijo esta semana, han llevado a cabo un “hecho grave para la salud de la vida pública”.
El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, criticó a la derecha por recibir al hijo del presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro, Eduardo.
En su columna del diario El Mercurio, titulada “La amenaza neofascista”, el abogado desmenuzó la visita del diputado brasileño y alertó sobre el crecimiento del neofascismo en nuestro país.
“La visita del diputado Bolsonaro -y su recepción acrítica por parte de la UDI y el ministro Alfredo Moreno- es un síntoma inicial de lo que arriesga hoy la derecha: deslizarse hacia el rechazo de la democracia liberal”, señaló.
Peña indica que políticos como Bolsonaro dañan parte de los principios básicos de la democracia liberal, como lo son la “libertad de expresión, el respeto a la diversidad étnica y sexual, el fomento de la autonomía y la igualdad de todos”: “Y eso es lo que políticos como Bolsonaro -y quienes lo reciben y siguen acríticamente y se sacan fotos con él para captar parte de su aura- ponen en peligro”.

Peña aprovecha también para criticar a los seguidores e imitadores chilenos de Bolsonaro: “La actitud del político como Bolsonaro (y de quienes en Chile están cometiendo el error de imitarlo como J.A. Kast) está casi siempre envuelta en pretextos más o menos ideológicos. Al lenguaje racista y sexista se le presenta como un desafío a lo políticamente correcto y así como una forma de honradez y un principio de liberación; el rechazo a la inmigración como una forma de sano nacionalismo; las políticas de control policial y el uso de la coacción en las calles, como una forma de protección al ciudadano sano y bien portado; el maltrato a las diversas formas de identidad sexual, como una reivindicación de la naturaleza y un rechazo a las ideologías que, como la de género, la traicionarían; la restauración del orden como el valor básico de la vida social, etcétera”.

“Aunque quienes lo han recibido esta semana no lo adviertan, es un hecho grave para la salud de la vida pública”, sentencia.
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