Fernando Reyes Parra: La persona en Primeranota
Nacido y criado en Coelemu en la región de Ñuble, este conocido periodista de televisión y además docente universitario, es uno de los rostros más familiares de la prensa regional, es de risa fácil, desordenado, no se guarda comentario gracioso pero además es sensible y se emociona cuando recuerda sus orígenes.
Lleva más de 25 años en TVN red Araucanía y no quería ser periodista. Trabajólico, le importan las buenas intenciones y ser cada día una buena persona.
Bienvenido a Temuco
Mi mamá conoció Temuco circunstancialmente y decidió venirse, yo estaba en tercero medio preparándome para salir del colegio con los que habían sido mis amigos durante toda mi vida en Coelemu y llego a cuarto medio al Liceo Pablo Neruda de Temuco, al cuarto “O”, fue complejo, yo venía de un liceo de pueblo con una exigencia distinta y aterrizó en este lugar donde todo era distinto, tuve que trabajar harto, tuve que hacerme amigos por fuerza. Después, cuando di la P.A.A. no me alcanzó el puntaje para periodismo en la Ufro pero ese año se abrió la carrera en la UT y mi mamá me matricula en ella, sin que yo quisiera estudiarla.
Nos vinimos todos a Temuco, mi mamá, hermana, hermano, abuelita, abuelito, incluso nos trajimos al perro, pero mis abuelos no se acostumbraron y deciden volver a su pueblo con el resto de la familia, solo quedamos acá mi hermano y yo, él estudiando psicología y yo periodismo.
De sonidista a Marco Antonio Pinto
Me gustaba lo que tenía que ver con el sonido, amplificaba una banda musical, ponía música en las discos, me encargaba de la amplificación en los actos públicos, era un sonidista en Coelemu, yo quería estudiar ingeniería en sonido en la Austral, pero mi mamá fue capaz de entender mejor que yo lo que de verdad necesitaba, ella entendió que lo que me gustaba no era el sonido, sino los micrófonos.
Entré a estudiar sin querer ser periodista, no había tenido ninguna relación con un periodista, hasta que conocí a Marco Antonio Pinto y ahí dije yo quiero ser como él y nace mi amor por la carrera, por la escritura, inspirada por la sapiencia de este maestro. Marco Antonio Pinto nos inspiraba con su forma de hablar, con su forma de ser, sus clases, eso hizo que progresivamente yo sintiera respeto y cariño por mi carrera.
Me especialicé en prensa escrita, de hecho en alguna oportunidad el mismo Marco Antonio Pinto que era el profesor a cargo de la especialidad, reconoció mi capacidad para titular, era muy buen titulador, estando en la universidad tuve la oportunidad de trabajar en el diario “Puente Viejo” que era para Padre Las Casas, o sea todo mi desarrollo profesional estaba orientado al periodismo escrito, yo soñaba con ser un periodista anónimo, así como Juan sin Miedo, poder hacer la nota del día, la mega nota y firmar como Juan sin Miedo.
¿Y la Tele?
Estaba lista mi práctica profesional en el diario La Difusión de Chillán, ya había ido a dar las pruebas, había tenido una entrevista con el director del diario, que era un premio nacional de periodismo, quedaba a dos horas de Coelemu, o sea todo era perfecto. En la UT teníamos como ramo común televisión y eso hacía que todos los alumnos hicieran de periodista, camarógrafo y productor, entonces en mi grupo dimos la vuelta completa y yo fui el último en hacer la nota como periodista, cuando exhibimos mi nota en el curso, la profesora, que en ese tiempo era la periodista Eugenia Subiabre, tenía un grupo de alumnos que eran los que se especializaban en televisión y dice por mí este es “el periodista revelación”, yo no lo podía creer, todos me empiezan a felicitar y la profesora me dice que tengo que hacer mi practica en TVN , le explico que no podía, que tenía todo listo en otro medio, además era estar cerca de mi polola, eran un montón de factores, pero ella insiste, me dice que lo piense y le cuento a mi mamá, por su puesto mi madre me dijo “tú estás loco que te vas a ir a Chillán, te quedas en Temuco y haces la practica en TVN” y listo, hice mi práctica profesional en el canal.
Mi gente: una luchadora, un boxeador y mi compañera
Soy súper mamón, mi madre, la Señora Patricia Parra es mamá y papá, ella es comerciante, es una mujer fuerte y luchadora, no tuvo una formación universitaria, luchó sola con tres hijos y eso genera una necesidad de sacarse la cresta y empujar el carro aunque no tangas mucha fuerza, soy el menor y siempre fui mamón, absolutamente obediente de mi mamita.
Mi referente paterno fue mi abuelo, él fue mi papá, “Mi papi Enrique”, él fue quien me formó, era un hombre muy entretenido, trabajó en Loza Penco pintando platos, pero demostró que además tenía capacidades deportivas, fue boxeador, fue el boxeador oficial de Loza Penco, tuvo muchas y buenas peleas, cuando termina su cerrera como púgil ya tenía sus manos destruidas y entonces se dedica a ser gasfíter, él era un contador de historias nato, era muy entretenido.
Llevo más de 30 años con mi esposa, tuvimos como tres pololeos distintos entre que nos terminábamos y volvíamos, el 75% de mi vida lo he pasado con ella, “eso prueba que soy un hombre de mucha paciencia”, (Bromea).
Agradecimiento y orgullo
Me siento súper orgulloso de mi vida profesional y personal, todo lo que ha pasado yo nunca lo proyecté, me casé a los 21 años ya con un hijo, estaba en la universidad, todo indicaba que me iba a ir muy mal, era razonable que así fuera, no tenía casa, no tenía ni tele, trabajaba en la TV y no tenía como verme. Pasamos hartas necesidades, pero se crio mi hijo y hoy es un orgullo, está en quinto año de derecho de la Universidad de Chile, es un hombre sensible, humano, eso es lo que me hace sentir orgulloso, haberle entregado los mismos valores que la vida me regaló a mí, el sentido de la humildad, yo vengo de un entorno humilde de pueblo y eso es muy importante para mí.
Laboralmente tampoco proyecté el éxito que he tenido, son 25 años que pasaron sin que me diera cuenta, inicié como notero y hoy soy el editor más viejo de regiones, siento que el balance es bonito. Lo mejor es que la gente me asimila como una persona positiva y eso es lo más importante.
La tele es un medio súper duro, impersonal, de pocos afectos, contrariamente a lo que soy, yo hablo con el mismo respeto con el primero y el último de la fila. La tele tiene un formato donde no se hacen amigos, todos son como mal genio, todos rodeados de glamour, yo hago la pega pero uno debe ser auténtico.
Que nunca se te olvide de dónde vienes
La vida me ha puesto en una situación afortunada, ser el editor de uno de los medios más importantes de la región, lo hago sin volverme loco y asumiendo que soy el mismo que seguía la noticia del día en la radio Chilena Ñielol. Siento que mucha gente me recuerda con afecto porque sigo siendo el mismo, eso me llena de satisfacción.
Yo agradezco a la vida todas las oportunidades que me ha dado, llegué a Temuco sin haber visto un estadio, un cine, un parque, yo no salía de Coelemu y cuando salí lo hice para venirme a Temuco, aprendí todo desde acá y desde aquí he podido salir prácticamente al mundo, “Chile Conectado” me da esa posibilidad y además me permite tocar una fibra especial en los reportajes, es bonito y gratificante cuando puedes hacer una diferencia, cuando haces de corazón tu trabajo.
Nunca le he sacado el cuerpo a la pega, siempre he sido muy trabajador pero también vivo sin caretas, me enmarco en lo que dice Gabriel García Márquez “Los buenos periodistas son buenas personas, las malas personas no son buenos periodistas” y yo creo que soy una buena persona, nunca he ido por la vida con malas intenciones, siempre busco generar buena onda, buenos equipos, tratando de aportar.
Proyectando los cuarteles de inverno
Espero un segundo tiempo, progresivamente alejarme de la televisión pero seguir comunicando, me gustaría llegar más temprano a la casa, tener más tiempo para mi gente, no tener que dormir a saltos por si pasa algo y tener que salir corriendo, la pega en prensa te hace distanciarte mucho de los tuyos, por ejemplo, yo voy seis veces al año a Coelemu y estamos a cuatro horas de viaje, o sea debería ir doce veces al año, pero para eso debo generar las condiciones, ya llegará el momento de vivir más relajado, siempre pensando en buena onda, en ser un aporte a la esperanza, entregar emociones, novedades, sobre todo en una región que necesita tanto de eso.