Rugby: Stade Francais y Rucamanque
Editorial Deportiva:
Seguramente en lo más profundo de Rucamanque, en su espíritu y corazón, aún los sentimientos son encontrados, nos atrevemos a pensar en rabia, amargura, pero sobre todo decepción por hechos que solo demuestran la expresión más baja de la sociedad en la que vivimos.
Estas opiniones de exclusiva responsabilidad de este medio y que no involucran a algún miembro del Club de Rugby de La Araucanía, menos pretenden enlodar a una institución como Stade Francais, tampoco a sus dirigentes, que estamos convencidos no comparten acciones distantes al respeto, solo intentan ser un llamado de atención para aprender a ser mejores personas. Todos, unos y otros.
El sábado recién pasado fuimos testigos presenciales de lo que podríamos denominar actitudes deshonrosas de algunas personas en el deporte de la ovalada y en la sociedad toda. Rucamanque visitó por otra fecha del campeonato nacional de Rugby a Stade Francais en la ciudad de Santiago, hasta ese club, ubicado en la Comuna de la Condes, pleno barrio El Golf en la Capital también llego Primera Nota, y confundidos entre el público asistente fuimos testigos y hoy podemos hacer una breve descripción ambiental de lo ocurrido, gente que asistió como público y que deja muy mal puesta su propia condición de hinchas de rugby. Persistentemente en algunos espacios de nuestro querido Chile, surgen expresiones de racismo, clasismo y desprecio hacia el otro. Jovencitos burlándose del visitante, de otros jóvenes chilenos, emitiendo ruidos para replicar lo que conocemos como un sonido proveniente de alguna cultura originaria, indios, mapuche, cometarios alusivos a una condición social inferior, etc., Esto desde las tribunas. Al interior de la cancha, violencia, agresiones, reiterados golpes de puños, insultos, nada de buen trato o respeto por los valores más profundos del deporte, especialmente del Rugby. Sumado a un referato permisivo y de bajísimo nivel. Todo lo que debía ser una fiesta deportiva, donde el mejor representante del sur de Chile enfrentaba a un club con tradición y con una larguísima historia en el concierto nacional, se transformo en la jornada más desagradable y reprochable en la que hemos estado presentes en el último tiempo. Como todas las cosas malas y desagradables de la vida, el consejo de los más sabios, es siempre mirar la parte llena del vaso, en esa mirada, la grandeza de nuestros jugadores rojinegros admirable, con la cabeza en alto, dando lo mejor que pudieron, con la dignidad y respeto de grandes personas, enfrentaron la adversidad, el clima hostil, las miradas de desprecio, las expresiones racistas y clasistas de gente anónima que se esconden en el montón, pero que sin duda reflejan la enfermedad, el cáncer del que aún es objeto nuestra sociedad.
Rucamanque fue a Stade Francais, después de un largo viaje en bus, entró al recinto alrededor de las 12,30 hrs, con la cabeza en alto y el pecho al frente, jugó, se notó y salió con la dignidad de un grande. Un gran Cóndor, de esos que surcan lo más alto de nuestra cordillera, de esa cordillera que solo ven los que amán la vida y la naturaleza, de los que no son superados por lo aspiracional, por el arribismos, el racismo y el clasismo, de esos que no son capaces de ver la montaña que tienen a unos cuantos metros, porque si la vieran, seguramente y con una alta probabilidad también verían al Cóndor surcado ese cielo. Un llamado al respeto, a la tolerancia, a la igualdad. Seguramente lo que ocurrió con esas personas el fin de semana recién pasado en Stade Francais en Santiago, es todo los que Rucamanque no quiere ser.
En una cancha chilena de rugby, una vez más, salió a la luz lo que hemos construido todos, una cultura basada en un profundo individualismo, donde cada uno se rasca con sus propias uñas y olvida al que tiene al lado, lo mira por sobre el hombro o sencillamente lo ignora. El Rugby es todo lo contrario, es respeto por las normas, es trabajo en equipo, es solidaridad, es esfuerzo, donde todos valemos lo mismo. En Rugby no puedes jugar solo, necesitas de tus compañeros a los que llamas hermanos, necesitas de otros y esos otros se rompen el hombro por ti, eso es equipo, eso es la comprensión comunitaria de la vida, la mirada respetuosa, fraterna, donde todos gozamos de la misma dignidad. Mientras nuestros niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos mantengan esa visión y acción, hay esperanza de una mejor sociedad y por supuesto de un mejor Rugby para Chile.
El nivel no solo se sube teniendo grandes atletas e infraestructura como Club, el nivel se sube llenando esos espacios de grandes personas. Rucamanque viene dando cuenta de aquello.