Iván Cerda: Infraestructura hídrica nacional
En materia de recursos hídricos hemos postergado por muchos años el desarrollo de obras de ingeniería e infraestructura que beneficiarían transversalmente a todos los habitantes y en general al sector productivo de esta región, así lo refleja un informe publicado hace algún tiempo y que da a conocer que el 70% de las aguas embalsadas en nuestro País fueron construidas entre las décadas del 30 y del 70. Han pasado entonces casi 50 años donde el país ha duplicado su población y ha crecido en su economía de manera acelerada dejando un rezago y un desaprovechamiento del recurso hídrico que algunos expertos lo cuantifican cercano al 90% del caudal de los ríos que pasan por nuestro territorio y llegan al mar. Al parecer hoy día, la iniciativa privada ligada a la innovación a través del desarrollo sustentable y planificado de obras de bajo impacto ambiental emerge como una esperanza que sumada al beneficio compartido con la comunidad, hace posible mirar con más cercanía estos proyectos. Los embalses no invasivos y ubicados a altas cotas en las llanuras cordilleranas requieren necesariamente un apoyo estatal a través de diferentes estímulos e inversión gubernamental como requisito indispensable para materializar estas obras, lo que hace posible generar no solo energía limpia y de bajo costo a partir de una fuente ilimitada e inagotable del recurso hídrico, sino que generar un gran potencial de reservas para llevar agua al valle central durante las épocas de sequia, aportando con riego tecnificado al sector agrícola y frutícola, ampliando de esta manera la variedad de cultivos, y compitiendo con mayor eficiencia y calidad en los mercados externos a través de nuestras exportaciones. Pensar en la infraestructura Hídrica hoy, no es solo pensar en obras que hacen posible el funcionamiento de nuestra sociedad, sino que pensar en obras que facilitan el desarrollo económico de la misma en pleno equilibrio con el medio ambiente.