Ignacio Escolar, director de eldiario.es: “Muchos medios dicen a los lectores que dan noticias mientras que su negocio consiste en taparlas”
Recién premiado con el Gabo 2018 a la excelencia periodística, el periodista visitó Chile esta semana y respondió las preguntas de El Desconcierto sobre el éxito de su medio, su efectivo modelo de negocio y las posibilidades de exportarlo a Chile.
Con sólo 42 años ya ha recibido el reconocimiento más importante del periodismo en español: el Premio Gabriel García Márquez a la excelencia periodística. En octubre, la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) entregó el galardón al español Ignacio Escolar por “el gran talento desplegado como periodista en todos los soportes y como impulsor de proyectos periodísticos en la redefinición del periodismo político en la era digital”. Proyectos como eldiario.es, una cabecera digital e independiente nacida en 2012 que en sólo seis años ha conseguido el apoyo económico de más de 34.000 lectores que financian la producción diaria de información independiente de los poderes políticos y económicos.
Las investigaciones de eldiario.es han sacado a la luz escándalos que van desde lo sobresueldos millonarios de altos ejecutivos españoles vinculados a la banca y a sus redes de sindicalistas, políticos y empresarios, hasta las irregularidades de los magísters obtenidos por la ministra de Sanidad del presidente Pedro Sánchez, Carmen Montón, y la intendenta de la región de Madrid, Cristina Cifuentes. Ambas terminaron dimitiendo.
Escolar, que hoy lidera un equipo de casi 100 profesionales, no es un periodista de perfil académico, formado entre las paredes de una universidad. De hecho, no llegó a terminar la carrera. Pero con más de 20 años de trayectoria, es un periodista de oficio: tiene olfato, astucia y método. “El periodista suele caer en poner entre comillas tanto al que dice que llueve como al que dice que hace sol, pero muchas veces uno mismo puede salir a la ventana, comprobar quién se acerca más a la verdad y hacer un aporte”, ejemplificó en una conversación sobre periodismo digital que se celebró esta semana en el marco de la primera edición del Hay Festival.
Siempre con el optimismo como bandera –lo que no es fácil para los tiempos que atraviesa la profesión–, aboga por un periodismo “honesto y riguroso”, y rescata su función social y de servicio público.
El Desconcierto aprovechó su visita a Chile para preguntarle por el crecimiento de eldiario.es, su efectivo modelo de negocio y las posibilidades de trasladarlo a América Latina.
– Una pregunta que seguro le han hecho mil veces: ¿Cuáles son las claves del éxito de eldiario.es?
Para mí, ha sido la estructura económica que permitiera hacer un periodismo realmente independiente. Eso era lo difícil. Probablemente, lo otro –montar un diario, acertar con los enfoques, las investigaciones…– también es muy importante, pero pienso que lo sabíamos hacer. Le pongo mucho peso a la parte económica porque era lo que me hacía dudar, lo que llevaba muchos años buscando y el problema que tenían todos los medios: cómo pagar los sueldos de los periodistas. Segundo, porque es lo que nos ha permitido meternos en el resto de las guerras. Si no hubiésemos tenido una estructura económica saneada e independiente, habría sido imposible publicar las ‘tarjetas black’ [sobresueldos de altos cargos políticos y empresariasles] o las irregularidades de los másters de Cifuentes y Montón. Ha sido un crecimiento muy explosivo porque en seis años pasamos de ser un proyecto como los muchos que salen con pocos recursos en 2012 a convertirnos en uno de los diarios nacionales de referencia.
– ¿Crees que este modelo es exportable a Chile o a otros países de Amércia Latina?
Acabará exportándose, pero va a tardar porque exige una cultura de pago que lamentablemente no termina de existir en muchos países latinoamericanos. Tampoco existía en España hace seis años. Ha ido creciendo a medida que hemos demostrado a los lectores que servía para algo. Cuando todo el mundo pensaba que esto del pago no iba a ningún lugar y que no lo lograríamos, hemos encontrado que había mucha gente que estaba dispuesta [a pagar por informarse]. Creo que llegará de la misma manera que llegó el pago por el papel a todo el mundo. Tardará más, pero llegará. Hace falta una demanda de información y una sociedad formada, claro que sí, pero llegará.
– Entonces, ¿el cambio pasa casi de forma obligada por la educación, en espacios como las universidades, por ejemplo?
Creo que los medios también tenemos un altavoz para educar a la gente. A nuestra comunidad de lectores de eldiario.es le hemos enseñado cosas, le hemos enseñando para que sirve el trabajo. Nuestro crecimiento no lo tenemos a través de campañas de márketing o por anuncios, sino con ejemplos prácticos de porque vale ser socios de eldiario.es. Es decir, con noticias que sólo un medio financiado por sus lectores puede publicar porque es ahí donde los lectores detectan que sirve para algo. Y sí, además, al margen de lo que podamos hacer desde nuestro altavoz, la sociedad puede hacer mucho. La educación empezando por primaria [básica], no ya en la universidad. Hay que entender que producir la información tiene un coste, y los lectores tienen que preguntarse quién lo ha hecho y a cambio de qué, porque cuando tu no pagas por la información, lo que recibes gratis a cambio es propaganda.
– ¿Está infravalorado el trabajo de los periodistas? Muchos medios, incluso los que se consideran progresistas, precarizan el trabajo de los profesionales.
Entre los medios progresistas muchas veces se da la autoexplotación. Sostener un medio de comunicación es un trabajo porque si no favorecemos algo muy pernicioso: yo no quiero un mundo donde haya jueces ciudadanos o policias ciudadanos. Quiero que estén pagadas estas profesiones y la de periodista también. Para esto hace falta instituciones que la paguen. Entonces esa idea de trabajar gratis o por tres pesetas porque es un medio cuyas ideas yo comparto, me parece un absoluto error. Una de nuestras prioridades fue que eldiario.es pagara por el trabajo. El primer sueldo base de eldiario.es cuando lo lanzamos era de 1.050 euros [unos $815.000], pero era un sueldo que te permitía llegar a fin de mes en una ciudad tan cara como Madrid. Poco a poco lo hemos ido subiendo y ahora está en 1.850 euros brutos al mes [unos $1.400.000].
– ¿Qué tipo de feedback (exigencias, felicitaciones…) reciben de los lectores de eldiario.es en base a lo que ustedes les entregan?
Tenemos muchas vías de comunicación con ellos: organizamos encuentros en persona en teatros o centros culturales para hablar con ellos directamente. Suelo hacerlo yo y es sorprendente cuando conversas con ellos el nivel de detalle en el que entran de cómo funciona el diario. También tenemos un buzón de correo que llega directo a mi correo y que contesto directamente yo, hacemos constantemente encuestas, respondemos los comentarios diariamente y ahora estamos preparando un cambio para que conteste el redactor de la noticia. Estamos permanentemente relacionándonos con nuestros lectores. Cuando hablamos con ellos lo que nos dicen es que valoran los tangibles de ser socio (no tener publicidad en la página, recibir una revista a la casa, tener un espacio destacado en los comentarios…), pero lo que más valoran es el intangible: que es gracias a su apoyo, se hace periodismo independiente […] En casos como el máster de Cifuentes, tienes cientos de comentarios de los cuales 80 son lectores orgullosos. Ahí dices ‘¡ya sé para lo que sirve lo que hago!’
– Eso es muy satisfactorio cuando tienen un nivel de exigencia tan alto con tus lectores…
Claro, porque el lector que paga exige mil veces más y se considera, con razón, dueño del periódico y actua como tal. A mí me parece que es un trato justo y que tiene que exigirnos. Ahora, el nivel de decepción también es mayor, claro. Tenemos 34.000 socios, pero personas que en algún momento de la historia de eldiario.es hayan sido socias son ya 50.000. Entonces hay 15.000 que se han enfadado y puede ser por cualquier motivo. Yo siempre digo que no hay que estar de acuerdo al 100% con lo que publicamos, tampoco prentendemos tener razón siempre, nos equivocamos a menudo, a veces podemos exagerar un titular, esconder una noticia –no de manera intencionada–, pero si valorar mal su peso. Eso nos pasa, pero detrás de esos errores o divergencias entre su opinión y la nuestra no hay una mano negra. Puede haber negligencia por nuestra parte, pero lo que no hay es alguien que diga ahora toca aplaudir a este partido o sacudir a este otro.
– ¿Tienen miedo de caer en el ‘clickbaiting’?
Es otra de las cosas que nuestro lector penaliza mucho y por eso no lo hacemos. No sólo porque pensamos que está mal, sino porque nos penaliza. Pienso mucho en las instituciones y para mi la clave del modelo de socios no es sólo lo que supone económicamente, sino porque te pone unos límites, un camino y unos objetivos distintos. Si miras las cuentas del diario te das cuenta que cada vez que sacamos una noticia las cuentas de los socios se disparan. La clave de esto es haber puesto en la misma línea el modelo económico y el modelo periodístico. El problema que tienen muchos medios es que dicen a los lectores que se trata de dar noticias mientras que su negocio consiste en taparlas. O dicen a sus lectores que van a hacer periodismo de investigación y riguroso, mientras que su negocio es hacer titulares lo más virales posibles, basura al final. Nosotros no podemos, pero si lo hiciéramos muchos de nuestros socios se darían de baja. A mí no me interesa generar audiencia a cualquier precio, me interesan lectores que sepan lo que están leyendo y que nos quieran tanto que paguen.
– ¿Han quedado desprestigiados los y las periodistas en la era de las redes sociales y ‘fake news’?
Me da la impresión que los análisis que se hacen sobre la imagen general de los periodistas no son justas. Primero, porque cuando las encuestas preguntan por eso, al menos en España, la gente pone al mismo nivel lo que hace un periódico de calidad que a quien está en una tertulia del corazón [farándula]. Y creo que no es el mismo oficio ni la misma cosa. Lo que hacemos en el diario.es tiene un alto valor y reconocimiento social, me lo encuentro diariamente por la calle. El tema de las ‘fake news’, por otro lado, me preocupa porque acaba generando dos cosas muy peligrosas. La primera, un sesgo ideológico brutal que te lleva a vivir en una burbuja de lo que te gusta, si eres ‘pro-Trump’ en un mundo donde Trump siempre tiene razón y los otros son unos locos hippies veganos; si estás en el mundo progre, no te crees que Trump haya podido ganar unas elecciones. Las fake news beben de lo que la gente quiere creer. […] Con esas noticias lo que pasa es que da igual lo que hagas [en referencia a desmentirlas], no puedes corregir ese daño y, por mucho que te esfuerces, el impacto negativo siempre va a ser mayor que el positivo. Yo pensaba antes que esto podía ser al revés.
“Cada vez que acusamos a un político, nos jugamos todo lo que tenemos”
/ Wikipedia
– ¿Qué sintió al destapar los casos de Cifuentes o de la ministra Montón?
Es muy satisfactorio porque es nuestro trabajo. Has pillado a un ministro del gobierno con una enorme irregularidad. Es muy efímero porque la noticia sale, explota y no dura nada, pero es una satisfacción para un periodista: encontrar un gran tema, poder comprobarlo, demostrarlo y acertar. También hay un aprendizaje porque a medida que vas haciendo estos temas, es más fácil hacer el siguiente. Ahora somos capaces de encontrar petróleo donde parece que no lo hay. Por el despacho de la ministra antes de nosotros pasaron otros cinco o seis periodistas antes preguntando lo mismo, pero no se llevaron la noticia porque no la llevaban preparada, no habían hecho todo el trabajo previo.
– Ahora la ex intendenta de la región de Madrid, Cristina Cifuentes, le acusa –junto a otra periodista– de revelación de secretos y les pide cinco años de cárcel por el caso de su magíster. ¿Cómo enfrenta eso?
Soy muy optimista y creo que no tiene ninguna posibilidad. Lo que pasa es que hay tanta gente que no tiene ninguna posibilidad de acabar en prisión y ha acabado dentro… Antes de publicar la primera noticia estuvimos trabajando el tema un mes. El arranque lo hacen tres personas pero al final 40 periodistas [de la redacción] acaban publicando sobre eso. Creo que hicimos bien nuestro trabajo y cuando eso pasa no puedes ir intranquilo a un juzgado. En una investigación periodística de tanto recorrido como la del máster lo normal es que hubiésemos cometido algún error pero, contra todo pronóstico, no cometimos ninguno. Al mismo tiempo, ella cometió muchos errores a la hora de exponer las coartadas falsas para tapar sus vergüenzas. Lo lógico es que ganemos, pero si pensamos en los antecedentes… a los directivos de la SER [una de las principales cadenas de radio de España] los condenaron a tres años en primera instancia por el mismo delito que a nosotros. Luego ganaron. Ellos publicaron que un empresario de un pueblo de Madrid estaba afiliando a un montón de trabajadores suyos al Partido Popular (PP) para ganar el control del partido. El juez consideró que los periodistas revelaron información confidencial sobre la filiación política. ¿Puede considerar, el juez, que hemos revelado información íntima cuando estábamos revelando notas falsificadas? Pues lo mismo, no sé. Mi opinión es que acabaremos ganando, pero te queda esa sensación de que cerca hemos estado. Cuando leímos la querella Cifuentes ya había dimitido, el PP había perdido la Fiscalía General del Estado, gobernaba la izquierda en la Moncloa [PSOE]. Pero si hubiéramos leído la querella sin que todo eso hubiera pasado, daría mucho miedo.
– ¿Alguna vez se ha echado atrás a la hora de publicar un tema por miedo o posibles represalias?
No, por represalias, no. Vivimos en un país muy seguro. Represalias son lo que pasa en México, donde mueren periodistas por decenas todos los años. Nosotros hemos parado noticias porque el tema no está del todo atado o no lo podemos demostrar aunque sea cierto. Cada salto que damos es doble o nada. Si fallamos, nos hunden. Cada vez que acusamos a un político importante de haber mentido, cometido una irregularidad o de corrupción, nos estamos jugando todo lo que tenemos, con lo cual no especulamos. Hay veces que sabemos que tenemos noticias muy gordas y no las publicamos, aunque luego las acabe publicando otro medio o se acaben demostrando porque cualquier fallo es mortal.
“Queremos tejer alianzas con medios latinoamericanos”
/ premioggm.org
– ¿Cómo ha recibido el premio Gabo 2018?
Con mucho orgullo y responsabilidad. No se me ocurre un premio más importante para de periodismo hoy en día. Además creo que es la primera edición donde es claramente digital en esa categoría. La responsabilidad también es enorme. Algún día meteremos la pata en eldiario.es, algún día meteré la pata y el día en que lo haga espero rectificar a tiempo y pedir disculpas rápido. Pero es inevitable. Estamos todo el día trabajando al filo de la navaja […] Me da miedo porque cada premio que recibimos, cada noticia que destapamos, cada ministro que dimite, es una torre más alta de la cual la caída va a ser más alta aún. Espero no tropezar.
– ¿Tienen proyectos pensados para llevar a cabo en América Latina?
Llevamos mucho tiempo queriendo mejorar la información de internacional y en concreto de América Latina. Tenemos un acuerdo con el The Guardian, pero no es especialista en América Latina. Queremos tejer alianzas con medios latinoamericanos para hacer más cosas. Creo que hay muy buen periodismo en América Latina, muy parecido al nuestro, como lo entendemos nosotros, y que deberíamos funcionar de manera más cooperativa de lo que lo hacemos. Tenemos muy buena relación por ejemplo con El Faro, trabajamos, por ejemplo, trasladando nuestro modelo de socios. También hemos colaborado con Animal Político o mexico.com.