Columna de Eugenio Tuma: “Se debe terminar con la tómbola en Vivienda”

Las políticas públicas en materia habitacional, han ido evolucionando para mejorar el acceso a una vivienda digna con mayor espacio, en que se han incrementado el número y valor de los subsidios y mejorado el estándar de la calidad de construcción, como así también las indispensables exigencias medioambientales para proyectar ciudades más integradas y sustentables .

Sin embargo, la actual política habitacional sigue siendo precaria para las familias y comités que deben esperar el Loto o el Quino de la Subdere para ejercer sus derechos, ya que la asignación de estos recursos se realiza de manera arbitraria dependiendo del color e influencia política de quienes los solicitan y otorgan, toda vez que los recursos destinados a la adquisición de terrenos, no están asignados al Minvu ni mucho menos que tenga un carácter de distribución equitativa de acuerdo a criterios objetivos con indicadores de déficit y vulnerabilidad social .

En estos días, el Gobierno Regional de la Araucanía ha tomado la decisión de destinar más de 8 mil millones de sus propios fondos para la adquisición de terrenos, cuyos comités de vivienda en diferentes comunas de la región han estado esperando los recursos desde el Estado para la compra de estos, decisión que quiero valorar y celebrar, independientemente que haya sido motivada para acelerar la alicaída ejecución presupuestaria de este Gobierno Regional. No obstante preferiría la existencia de una política pública regionalizada en materia de vivienda, que permita anticipar con certeza y de manera objetiva, la asignación de estos recursos, los que deben ser priorizados en función de la necesidad y equidad territoriales.

Por ello, las regiones debemos abogar por que en la Ley de Presupuesto, sean debatidos y asignados los recursos para los Serviu regionales, donde se incluyan los fondos destinados a la adquisición de terrenos, por cuanto no resulta justo, que regiones como la Araucanía, una región deficitaria en todo tipo de indicadores, recurra a su limitado presupuesto de FNDR para el financiamiento de algo que ya lo estaba haciendo con otros fondos del Estado. Con ello, las regiones podrían planificar la expansión, el crecimiento y la demanda de soluciones habitacionales con anticipación y de manera objetiva, acortando los tiempos de espera para obtener la anhelada casa propia y terminando con la dispersión de fuentes de financiamiento con un mismo objetivo, permitiendo principalmente que sean las propias regiones las que puedan priorizar la satisfacción de sus requerimientos en materia de vivienda.