Grande Colo Colo
Pese a caer por 2-1 ante Corinthians, los albos se clasificaron a cuartos de final de la Copa Libertadores por el valor del gol de visitante. El tanto de Lucas Barrios en el primer tiempo terminó dándole el paso al Cacique a la ronda de los ocho mejores.
Cuando se sufre, se goza más. Poco importa la forma en que se terminó defendiendo si el tesoro es la clásificación a los cuartos de final. No puede haber reproches para nadie si Colo Colo salió vivo del infierno paulista. La derrota por 2-1 se celebró como la final del mundo, por el enorme valor que tiene el paso a la ronda de los ocho mejores. Así como se sacó la mochila de la fase de grupos, este grupo dio otro salto cualitativo al instalarse en una ronda que no visitaba desde 1997. Y ahora que venga el siguiente.
Poco importa lo mal que lo pasó en el arranque Colo Colo. En parte por culpa del cuadro paulista, que salió decidido a arrinconar a los albos, soltando a sus laterales y buscando permanentemente a Roger, nominalmente el único delantero. Pero el cuadro chileno también ponía de su parte para sufrir en demasía en el inicio. El balón no duraba más de tres segundos en los pies de sus futbolistas y los dos delanteros, en este caso Paredes y Barrios, estaban muy desconectados. Lejos de Valdivia, veían como el juego pasaba siempre lejos de sus pies.
Corinthians no era muy claro para generar ocasiones de riesgo, pero desde la agresividad para recuperar el balón y para hacer la transición ofensiva, complicaba al Cacique, que pasó largos 20 minutos en las inmediaciones de su área. Para colmo, el local encontró la apertura de la cuenta a través de un lanzamiento penal ejecutado por Jadson. Una clara mano de Baeza no le había dejado otra opción a Pitana que sancionar la pena máxima. La mínima ventaja para el Timao era hasta ese momento la diferencia justa entre uno y otro.